Si tu imagen quedó destruida, aún hay otra oportunidad
Si tu imagen quedó destruida, aún hay otra oportunidad
Te van a reconocer tus hermanos, porque tú un día reconociste el mal que hiciste, entonces ahora Dios va a hacer que te reconozcan a ti.
Los hermanos de José no podían soportar que él les hablara del futuro, y que en ese futuro él iba a gobernar sobre ellos, por eso mataron un cabrito y mancharon su túnica para engañar a Jacob su padre, y decirle que José había sido destrozado por un animal.
- Judá fue el que tuvo la idea de venderlo.
Judá se fue a vivir en tierras extranjeras y se casó con una mujer cananea llamada Súa, con ella tuvo tres hijos, Er, Onán y Sela. Er se casó con una mujer llamada Tamar pero murió dejándola viuda y sin hijos. Entonces ella se casó con su cuñado Onán cobijada por la antigua ley llamada «ley del levirato», según la cual si una mujer enviudaba y quedaba sin hijos, su cuñado debía casarse con ella para darle hijos a nombre de su hermano. Onán se negó a tener hijos con ella y cumplir con la ley y murió, y Tamar quedó sola, esperando a que Sela se hiciera hombre y se casara con ella; pero nada de eso sucedió. Entonces Tamar decidió disfrazarse de prostituta y atisbar a su suegro, pensando que él debía cumplir sus obligaciones, ya que Sela, no asumía las suyas.
Judá, sin saber que era su nuera, tuvo relaciones sexuales con ella, y ella astutamente, le pidió como pago su anillo y su bastón, símbolos de su status y poder.Ella quedó embarazada pero se fue sin darle tiempo a recibir de parte de Judá un cabrito del rebaño, como compensación de sus «servicios». Pasado el tiempo, a Judá le llegaron rumores de que Tamar andaba en malos pasos y había quedado embarazada. Judá, indignado, ordenó que la mataran quemándola. Mientras tanto, Tamar sacó las prendas de Judá y lo puso en evidencia como padre de su criatura, a lo cual Judá exclamó: «Ella es más justa que yo, porque no le he dado a mi hijo Sela».
- La crítica siempre vuelve: “los que la iban a apedrear a Tamar giran” y Judá dice: “ella es más justa que yo” no dijo: “es mentira lo que dice”. Dios empezó a tratar con Judá, su imagen social había quedado destruida.
Cuando llegó el momento en que los hermanos volvieron a ver a José, éste les dijo: “son espías” porque a José siempre lo acusaron de andar espiándolos. “todo lo que hagas a los demás, alguien te lo va a hacer a ti”. Simeón fue preso, él fue uno de los hermanos que lo había echado a José en el pozo, “ahora iba a saber qué feo que era sentirse así”.
- Judá le dijo al papá: “yo voy a cuidar a mi hermano y voy a responder por su vida (hablando de Benjamín) veintidós años atrás no había cuidado a José, pero ahora tenía la revancha. Dios te va a dar otra oportunidad, por eso Judá dijo: “respondo con mi vida por él”.
Luego van presos todos por la copa encontrada en el costal de Benjamín y entonces habló Judá; se le acerca a José para hablar, nunca se le había acercado a José. Le nombra al padre como dieciocho veces, “si este chico no vuelve conmigo, mi papá se muere, tome mi vida en lugar de la de él”.
- Dios dijo: “ya está sanado Judá”, antes había intentado matar al hermano, ahora estaba dando la vida por otro hermano. Judá lo que no hizo con José lo estaba haciendo con Benjamín, “Dios lo estaba tratando”.
Y ahí José no aguanta más y se descubre: “yo soy José” y dijo: “todo lo que pasó entre nosotros Dios lo encaminó para bien”. Trescientas monedas de plata sacó José y se las dio a Benjamín y cinco túnicas para ver si los hermanos le tenían celos y los hermanos se alegraron.
- Judá se alegró que su hermano tenía más de una túnica, “ya no tenía envidia ni celos”.
Después de veintidós años se encontraron y José abrazó al papá y lloró, el papá dio gracias a Dios, se unen la alabanza y la oración, el llanto y la emoción.
Judá aprendió la segunda ley: la ley de la gracia. Ahora iban a vivir a Gosén, Dios le da algo que él nunca había pedido, que no se merecía.
La gracia de Dios te mete en la tierra de la bendición, de leche y miel, las cabras caminan y les cae leche y de los higos cae miel. Dios va a mezclar en tu tierra: lo que representan los deseos de tu corazón sin que los hayas pedido, Judá no entendía nada pero lo disfrutaba. Pasaron diecisiete años y Jacob muere y la bendición más grande fue para Judá:
“Judá te alabarán tu hermanos;
Tu mano estará en la cerviz de tus enemigos;
Los hijos de tu padre se inclinarán a ti.
Mi hijo Judá es como un cachorro de león
que se ha nutrido de la presa.
Se tiende al acecho como león,
como leona que nadie se atreve a molestar.
No será quitado el cetro de Judá,
Ni el legislador de entre sus pies,
Hasta que venga Siloh;
Y a él se congregarán los pueblos…”
Eres un león, que mata por la boca, te voy a dar una boca de fe, creciste, maduraste, te arrepentiste. De tus lomos van a venir reyes, va a venir el mesías. Los judíos se llaman judíos por la tribu de Judá. La palabra Judá proviene del verbo LeHodot que significa simplemente “dar las gracias”. En el contexto de la biblia hebrea, agradecer no es simplemente expresar gratitud, sino también significa alabar.
Judá no merecía el perdón de José, merecía morirse en la cárcel, pero Dios nos dice: “te voy a dar lo que no mereces”, nos dio su perdón, que no lo ganamos por portarnos bien o por ir a la iglesia; nos lo da porque nos ama. Dios, nos dice: disfruten algo que nunca sembraron. Judá nunca sembró dinero, tierras, alimentos pero lo recogió en la gracia de Dios. ¿Por qué Judá? porque eso es la gracia, ¡¡es la gracia del amor del Padre!!
Por: Silvia truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org