La tristeza que es para salvación
La tristeza que es para salvación
Katherine tenía 20 años cuando abandono su casa, sentía que su mama quería dominar y controlar cada decisión que tomaba, “viviré con mi novio y juntos podremos salir adelanto sin las restricciones y manipulaciones de mi mama”, pero su madre Cindy solo había querido que Katherine retomara sus estudios, encontrara un trabajo y dejara su desenfrenada y descontrolada vida, pero esta solo ignoraba los llamados de atención de su madre envolviéndose cada vez más en su rebeldía. Había pasado ya un año que Katherine se había ido de su casa y que no hablaba con su mama, por su parte Cindy estaba devastada por su partida, pero no perdía las esperanzas de hacer recapacitar a su hija, por lo que le enviaba una carta todos los meses pidiéndole que regresara, sin embargo Katherine se llenaba de rabia al recibirlas, pensaba que solo estaba tratando de manipularla nuevamente por lo que botaba cada carta inmediatamente sin ni siquiera leerlas.
Pasaron dos años cuando Katherine se encontró viviendo sola, pues su novio la había dejado, allí estaba ella sola sin trabajo y sin dinero, Katherine entendió que solo había tomado malas decisiones, había puesto toda su confianza en las personas equivocadas, mientras que a su madre (la única persona que realmente se intereso por su bienestar) solo la había maltratado, entristecida decidió volver a su casa y pedir perdón; “antes voy a buscar trabajo”, pensó, “así podre demostrarle a mi mama que realmente estoy apenada y que no regreso para ser una carga más, sino para ayudarla”, luego tomo el periódico para buscar anuncios de ofertas de trabajo, mientras pasaba las paginas se topo con una noticia que congelo su corazón, los compañeros de trabajo de Cindy habían publicado una nota de condolencia en su nombre, su madre había muerto, Katherine cayó al suelo, ya no tenía oportunidad de enmendar las cosas con su mama, estaba llena de ira, tristeza, frustración, rencor, envuelta de confusión, dolor y desesperación decidió quitarse la vida, busco una soga y moviendo la mesa de la cual pensaba saltar, observo en una de las patas de la misma un sobre con la letra de Cindy, era una de las cartas de su mama que había caído debajo de la mesa y de la cual ella no había visto antes, Katherine abrió la carta y empezó a leer:
“Mi amada Hija,
Probablemente esta sea la última carta que te pueda enviar, como te he escrito anteriormente he estado muy enferma, la semana pasada el doctor me dijo que me quedaba poco tiempo de vida, por lo que te pido mi adorada hija que por favor me regales estos últimos días junto a ti, no quiero presionarte ni que sientas nuevamente que trato de manipularte, entenderé si prefieres no regresar. Tampoco quiero entristecerte, al parecer mi tiempo aquí ha terminado, pero le he rogado mucho a Dios por ti para que te cuide y guie, se que El lo hará pues te ama mucho más que yo, por favor obedécelo en todo y nunca te apartes de su camino, en cuanto a mi no estés triste hermosa mía, es cierto yo no podre volver a ti, pero si tú buscas de Dios y te mantienes firme, algún día tu si podrás ir a donde yo voy…..”
Katherine sintió algo extraño en su corazón, en ese momento necesitaba de Dios, se arrodillo pues apresuradamente y con lágrimas de arrepentimiento se acerco a Él, una paz sobrevino a su interior, y entendió que ya no podía hacer nada para hacer volver a su mama, pero ahora estaba segura que algún día iría hasta donde ella ahora esta.
2 Corintios 7: 10 Versión Reina Valera 1960: Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Dios procesa nuestros corazones a través del sufrimiento, no para castigarnos, si no para hacernos entender y salvarnos de nuestra ignorancia, el señor no quiere que nadie muera, si no que todos se arrepientan y acepten el sacrificio que hizo nuestro señor Jesús en la cruz.
Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.
Ezequiel 18:32 Nueva Versión Internacional.
Autora: Marianny I. Gutiérrez
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org