Sueños y Perseverancia

Sueños y Perseverancia

Todos hemos tenido sueños desde pequeños, sueños sobre qué haríamos en la vida, sueños sobre qué es lo que nos gustaría tener. En la juventud: el sueño de casarse con la mujer de nuestra vida o de terminar la carrera que siempre quise estudiar.

En la vida espiritual también tenemos una gran cantidad de sueños, quizá el tuyo fue o es el de conformar una banda o un ministerio musical, quizá el de otros sea el de tener la facilidad de predicar, quizá otros sueñan con ir a hacer misiones a diferentes partes del mundo, otros muchos sueñan con ser pastores o lideres aplicados en el Señor, etc.

Yo siempre tuve un sueño desde más joven, mi sueño era predicar a multitudes, hablar del Señor a muchas personas, y Dios me prometió que cumpliría ese sueño. Pero durante muchos años a pesar de que Dios me lo había prometido, no veía ni la más mínima muestra de que se cumpliría.

Pasaron años difíciles en los cuales cada día miraba más lejos el sueño que Dios me había dicho que cumpliría en mi vida. Momentos en los cuales por poco y desisto en seguir esperando a que se cumplan.

Y es que a veces también analizamos nuestro alrededor y al no ver nada que apunte a ese sueño tendemos a simplemente: Rendirnos.

Yo vivo en El Salvador, soy orgullosamente salvadoreño, y soy consciente desde el momento que Dios me dijo que cumpliría mi sueño, de que no habían recursos para cumplirlo, me ponía a pensar de cómo haría, no tenía el dinero para viajar a países o hacer grandes eventos, y todas las limitaciones humanas y materiales que veía me hacían pensar cada vez que simplemente mis sueños, quedarían en eso: sueños, más allá de una realidad.

Pasaron varios años en los que cada vez que le preguntaba a Dios sobre ¿Qué paso con mis sueños?, Dios simplemente guardaba silencio y no me quedaba otra que esperar a que un día se concretaran.

Pero la mayoría de nosotros cometes el error de quedarnos con los brazos cruzados esperando que nuestros sueños se cumplan por sí mismos, pensamos que no tenemos que hacer nada para alcanzarlo, pensamos que si Dios quiere, entonces se dará y si no, entonces no se dará, como que si Dios nos va a obligar a que esos sueños que por cierto son nuestros se cumplan.

A pesar de mi falta de recursos, comencé a hacer humildemente lo que alcanzaba. Comencé a escribir temas juveniles, temas que consideraba que podrían ser de ayuda para los jóvenes que los leyeran, siendo yo también un joven. Esos temas los publicaba en un “blog” tan humilde que solo unos cuantos amigos y yo lo leíamos. Quiero aclarar que mi sueño directamente nunca fue escribir, pero Dios usa diferentes formas de cumplir nuestros sueños.

Al principio muy pocos leían lo que Dios me permitía escribir, sin embargo los pocos se identificaban con lo que escribía y eso me motivaba a seguir escribiendo. Por mucho tiempo lo que yo escribía no era leído por cientos, ni por miles y menos por millones, pero eso no me era un problema, yo no escribía para llegar a millones, sino porque sentía que Dios quería hablar a muchas personas y en especial a mí.

Recibí criticas, recibí burlas, recibí comentarios de personas que hasta cierto punto me dolieron o quizá me defraudaron, pero yo seguí haciendo esto a pesar de todo, mi mirada más allá de la crítica o burla estaba y está en Dios. La perseverancia que tenía en hacer lo que Dios en ese momento me estaba impulsando a hacer era la clave que me llevaría a sin darme cuenta, cumplir uno de mis sueños.

Fue así cuando después de dos años de escribir frecuentemente y publicar mis escritos en la web, me di cuenta que Dios estaba cumpliendo mi sueño.

Un día mientras hablaba con Dios, le pregunte: “Dios mío, ¿Qué paso con el sueño que me dijiste que me cumplirías?”, mientras sentí su respuesta como una voz dulce a mi corazón que me dijo: “Lo estoy cumpliendo”. En ese momento reflexione sobre lo que estaba haciendo a través de la web, como en esos dos años había llegado a miles de personas a mas de 70 países alrededor del mundo, en ese mismo instante mis ojos se llenaron de lagrimas y mientras los cerraba le dije: “Es cierto, lo estas cumpliendo, Gracias Dios mío”.

Era algo increíble, sin grandes recursos, sin tener un “respaldo humano” de esos que utilizan su popularidad para empujar a otro, sin nada de lo que cualquier puede usar para darse a conocer, Dios estaba cumpliendo mi sueño, al mejor estilo de Él, no como yo pensaba que seria, sino como Él creyó que era lo mejor. Su respaldo, su empuje, su propaganda, era mejor que cualquier otra cosa, Dios mismo impulsando lo que me permitía escribir.

Ahora a casi siete años de haber comenzado lo que ahora se ha convertido en un Ministerio, todavía al recordar como ha pasado todo mis ojos se llenan de lágrimas, porque aun no logro entender como Dios puede hacer cosas más lindas y maravillosas de las que uno cree que serán.

Yo pensaba que mi sueño se cumpliría viajando por el mundo físicamente, pero mi sueño se estaba cumpliendo de la forma que Dios creyó que sería más útil, a través de la web, escribiendo cientos de temas, artículos, devocionales, reflexiones, etc, que llegarían a millones de personas alrededor del mundo y que alguna palabra iba a hacer recapacitar, reflexionar, redargüir o motivar a alguna persona que en ese momento iba a necesitar una palabra especial de parte de Dios.

Ahora mismo vivo en un sueño precioso, es una de las etapas más hermosas de toda mi vida, y es que lo valoro de esta forma porque no todo siempre fue color de rosas, he tenido que pasar por momentos muy duros, muy fuertes, por situaciones incomodas, por criticas, por burlas, por toda clase de situación que siempre quiso llevarme a rendirme, a tirar todo, a dejar a un lado lo que un día fue mi sueño, pero la persistencia, la disciplina, el anhelo de ver lo que Dios podía hacer conmigo, pero sobre todo su fortaleza en mi vida ha hecho que hoy en día pueda estar gozando de una de las etapas más hermosas que recuerdo haber vivido.

Y no es que no tenga problemas, tribulaciones o momentos de flaqueza, ¡Claro que los tengo!, pero al analizar y sobre todo al reflexionar sobre lo que Dios ha hecho en mi vida hasta el día de hoy, no puedo mas que NO RENDIRME, no puedo más que SEGUIR PERSEVERANDO, porque Dios no ha terminado conmigo.

Querido amigo y amiga, hoy con toda autoridad y en base a lo que yo he vivido quiero decirte que TÚ SUEÑO ES POSIBLE siempre y cuando Dios te prometió que lo cumpliría.

No desistas tan fácilmente, ¿Quieres ver tu sueño cumplido?, entonces: ¡PERSEVERA!, la burla, la crítica, el desprecio o menosprecio nada mas tiene que ser el alimento que nutra tus ganas de triunfar, tus ganas de ver cumplido ese sueño que Dios te prometió que cumpliría.

No veas a tu alrededor, porque pueda que la falta de recursos y respaldo de las personas cercanas a ti te desanimen, mira hacia arriba, hacia el único que puede darte la capacidad y la fortaleza para resistir cualquier cosa para que un día puedas experimentar una de las mejores etapas de tu hermosa vida, esto es: VER TU SUEÑO CUMPLIDO.

Los sueños se cumplen, yo puedo decirlo con toda convicción, y por experiencia propia te puedo decir que cuando los sueños se cumplen son mejores de lo que un día pensaste que serian, así es Dios, así es Él, actúa de mejores formas de las que nosotros mismos pensamos que actuaria.

Hoy solo te quiero animar, a que no desistas de tu sueño, lucha, amárrate los pantalones, levántate cuantas veces te tropieces, pero no te rindas, no renuncies, sino que: PERSEVERA.

“Por lo tanto, no desechen la firme confianza que tienen en el Señor. ¡Tengan presente la gran recompensa que les traerá! Perseverar con paciencia es lo que necesitan ahora para seguir haciendo la voluntad de Dios. Entonces recibirán todo lo que él ha prometido”.

Hebreos 10:35-36 (Nueva Traducción Viviente)

¡Lo lograras si tan solo PERSEVERAS!

Autor: Enrique Monterroza

Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org

Autorizado para publicarse en: www.devocionaldiario.comwww.enriquemonterroza.com y https://reflexionesydevocionales.blogspot.com

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