Un Testimonio Cristiano – Reflexión
UN TESTIMONIO CRISTIANO
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Isaías 55: 10-11
Muchos creen que tener un buen testimonio es escudarse en el cristianismo y tomar en vano el Nombre Del Señor para cometer toda clase de delitos, fechorías y justificar sus bajas acciones, traicionando impunemente a sus amigos y aun a sus hijos, padres y hermanos, sin tener ningún temor ni de Dios, ni del hombre, ni de las consecuencias legales y espirituales que estos hechos puedan acarrear en sus vidas. Los tales en vez de atraer a nuevas personas hacia la luz de Cristo, se convierten en piedra de tropiezos para aquellos que al ver sus acciones contradictorias, encuentran argumentos para rechazar al Salvador y juzgar que todos los cristianos somos así, y aun que Jesús es así, pues como es el discípulo, se supone es el maestro. Estas personas creen que poniendo el nombre de Jesús por delante, ya están plenamente justificados.
Pero un buen testimonio no consiste tanto en palabras como en hechos. Cualquiera que este en posición de escuchar, conocer o mediar en situaciones de conflicto del diario vivir, estará de acuerdo conmigo en que no debemos guiarnos por las apariencias de las personas ni dejarnos seducir de sus palabras, por mas convincentes que estas parezcan, pues realmente lo que importa en la vida de una persona, no es lo que dice, sino lo que hace y como vive.
Por ahí dicen que una imagen vale más que mil palabras; en derecho no se condena a alguien por sus palabras, a no ser que estas estén relacionadas con un hecho, sino por sus hechos y por sus acciones; y Jesús también dijo que podríamos conocernos mejor por los “frutos” que cada uno coseche. Todo esto debe ser un indicador que nos ayude a descubrir la verdad y realidad de las personas que nos rodean y que en determinado momento pueden afectar nuestra entorno. Sin lugar a dudas este versículo en Isaías es muy claro en como opera el poder de Dios en nuestro espíritu y todo nuestro ser, para finalmente producir buenos frutos y buenas obras.
La Palabra de Dios tiene que producir cambios reales de conducta y de comportamiento, es una luz que se enciende en medio de la obscuridad de nuestra mente y que nos ayuda a comprender el valor y el sentido de la Santidad de Dios; es viva y eficaz, corta y rompe en nuestro corazón todo aquello que es mentira, que es producto de las obras del diablo y arranca de raíz todo aquello que es contrario a la naturaleza de Dios y a esto se le conoce como un proceso de restauración espiritual; esto lo hace Dios a través de su Santo Espíritu.
Todos los hijos de Dios, los que seguimos a Jesús, somos llamados cristianos desde la antigüedad, no porque seamos miembros de algún club de simpatizantes de Jesús, sino porque hemos sido creados como nuevas criaturas, leemos, aprendemos y hacemos lo que dice en Su Palabra; hemos sido con El, juntamente crucificados en la cruz; porque El cargó y pago por nuestros pecados; porque Cristo vive en el corazón de cada uno de sus hijos; porque somos hijos de Dios, somos familia de Dios, hemos sido sellados con el mismo espíritu y hemos sido comprados y unidos con la misma sangre preciosa; pero esencialmente debemos ser reconocidos y llamados cristianos por nuestro testimonio cristiano, cimentado en nuestra manera de vivir, de amar, de creer y de compartir el legado que Jesucristo nos dejó.
El testimonio de un cristiano es su vida y esos cambios deben ser visibles y palpables para todos aquellos que nos observan, nuestra vida no puede seguir siendo igual, un cristiano debe ser reconocido como discípulo de Jesús, por su manera de hablar y de actuar, como en el caso del apóstol Pedro cuando Jesús fue apresado: “los soldados lo reconocieron y le dijeron: tu debes ser uno de ellos, por tu manera de comportarte y de hablar”
Hoy hermanos, en estos tiempos tan difíciles en que los hijos se levantan contra los padres y los padres contra los hijos, solo quise hacer un llamado a la reflexión y a la prudencia, meditando sobre nuestras vidas y siendo cuidadosos de lo que hacemos y de lo que decimos, pues los ojos del mundo están puestos en nosotros para señalarnos, criticarnos, juzgarnos y condenarnos y que bonito que en vez de vernos a nosotros mismos, vean al mismo Jesús viviendo y actuando en nuestras vidas, siendo nosotros, los cristianos, el medio por el cual Dios puede alcanzar y bendecir a muchas mas personas, por medio de un buen testimonio en nuestras vidas.
«No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que buen fruto. Porque cada árbol se conoce por sus frutos, pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas».
Lucas 6:43-44
Autora: Hefzi-ba Palomino
Escrito para www.devocionaldiario.com