Reflexiones Cristianas – Somos equipo

Somos equipo

Uno de los pasatiempos predilectos de mi hija es cocinar. No ha creado aún ninguna “receta magistral” pero su vocación e interés en el tema la lleva a seguir al pie de la letra recetas a veces complicadas. En alguna oportunidad, inclusive me tocó participar a mí de la elaboración de un menú, dándole así un descanso a mi esposa que es quien cocina para la familia habitualmente.

De cada uno de los distintos procesos, encuentro al menos un denominador común: que un buen plato surge no sólo de saber combinar ingredientes en sus proporciones justas, sino del arte de SABER COMPLEMENTAR el sabor único que posee cada ingrediente con el sabor único y distintivo de cada uno del resto de los otros componentes de la receta.

El mismo principio se aplica a esta máquina maravillosa creada por Dios que es nuestro cuerpo. Cada parte, cada órgano, ejerce una función diferente, pero se ve armoniosamente complementada por el resto de cada uno de los demás. Pablo lo comparó sabiamente con la Iglesia de Cristo (1 Corintios 12).

Y volviendo a la receta de cocina, hallo que cada uno de nosotros “tenemos un sabor” que nos hace un ser diferente, único. Somos distintos, tenemos dones, funciones, actitudes y aptitudes diversas, pero con la dirección del Espíritu, sabiamente complementadas es posible formar un equipo formidable.

Es aquí donde una computadora o el más sofisticado de los equipos tecnológicos que se use en la Obra tiene el mismo valor que una escoba. Es que son parte el uno del otro, que no puede ir a ninguna parte el uno sin el otro, que no es nada el uno sin el otro si es la Gloria de Dios quien se lleva absolutamente todo el “crédito” y es el Espíritu de Dios quien amalgama, unifica y establece la cohesión entre los componentes del equipo sin importar qué tan diferentes seamos.

Amado/a: no importa qué haces ni qué tan humilde o “poco” te parezca tu servicio dentro de la Obra del Señor, si lo que estás dando es TODO.

«Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús».

(Gálatas 3:28 RV60)

«Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu».

(1 Corintios 12:11-13 RV60)

Autor: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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