Devocional – No Permitas Que Tú Corazón Deje de Sentir y se Dañé
No Permitas Que Tú Corazón Deje de Sentir y se Dañé
“De cierto mi corazón está como el vino que no tiene respiradero, Y se rompe como odres nuevos”.
Job 32:19
Leí alguna vez que “no hay nada que de más miedo que cuando el corazón el corazón se va”. Y pienso que esto puede referirse a que cuando el corazón se va es porque deja de sentir las emociones. Y si el corazón deja de experimentar las emociones, ciertamente hay un gran peligro. Se pierde la sensibilidad, la empatía, el don o la virtud de amar. Todo resulta indiferente.
Decía un cantante de música secular que “no hay más miedo que el que sientes cuando ya no sientes na”. Porque al perder esa capacidad de sentir cuantas barbaridades y errores se cometerían. Entonces si se lastimarían muchas personas. Esto a la vez puede llevar a dos cosas: egoísmo o abandono. Porque si nada te importa, si ante todo eres frío o indiferente, no podrás vivir la vida completamente. Si por el contrario, te dejan de interesar los demás y solo te concentras en ti mismo, te vas convirtiendo en una persona vanidosa y aislada, eso tampoco es vivir una vida plena.
Pero, ¿sabes cuál es el peligro de no poder sentir nada? Esto es síntoma de que el corazón está enfermo, herido, lastimado, temeroso. Esas heridas a su vez han producido temor e inseguridades que no permiten que puedas confiar en los demás ni poner tu corazón en las relaciones con las demás personas. Esto causa algo muy grave que se llama infelicidad. Y Dios no desea que seamos infelices, ni que vivamos la vida amargados.
Sabemos que las tristezas, el dolor, las traiciones, son parte de la vida. Mas cuando acudimos al taller del mejor Carpintero del mundo y venimos con sinceridad ante él. Cuando le entregamos nuestra alma tal y como está y permitimos que aunque nos duela, nos repare. Cuando reconocemos que nos sentimos atemorizados por muchas de las cosas que hemos pasado en la vida y deseamos que esas heridas y situaciones no nos conviertan en personas aisladas, amargadas y heridas, estamos listos para entrar al proceso de sanación. El proceso podrá demorar un poco, pero seremos libres y la libertad que Cristo da, produce felicidad, seguridad, esperanza, fe y amor.
Y como todos sabemos el amor echa fuera el temor.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: escritosdelsilencio.blogspot.com, www.devocionaldiario.com y www.destellodesugloria.org
Soy una persona que esta pidiendo a Dios, dejar de sentir, y el escrito que acabo de leer, me ha dicho que no es sano, ahora reconozco que tengo temor, que estoy muy herida, enferma, lastimada… no se cuanto se vaya a tardar el Señor en curarme, pero… se que lo hará, y que fue necesario pasar por todo esto, para darme cuenta, que necesito ayuda. Pero lo mas importante, es que quiero entregarle mi corazon a Dios, no a las personas, y si el pone enamoramiento, de nuevo en mi, bienvenido sea, y si no, es porque él me conoce, y sabe lo que me conviene. Gracias Papito¡¡¡
Gaby:
Aunque a veces se nos hace difícil enfrentar los procesos, Dios está presente para poder ayudarte a atravesar este difícil momento que estás atravesando. No pierdas nunca la fe y deja que el opere la sanidad en tu corazón para que estés bien.
Bendiciones,
Brendaliz