La Ansiedad – Serie: Poniendo nuestras emociones bajo control

Serie: «Poniendo Nuestras Emociones bajo Control»

Conferencia Nº 1

Por Wuilmar José Lorca

Texto: Salmo 37:4-5

“LA ANSIEDAD”

PhotobucketLa Ansiedad es la causa principal de infartos y presión alta. Vivimos en un mundo de mucha tensión, por ello es común ver a muchas personas ser víctimas de la fatiga, irritabilidad, con indisposición de estomago (indigestión, diarrea), dolor de corazón y muchos otros síntomas. Muchos de estos síntomas son avisos del organismo y nos advierten de un colapso nervioso.

I. La Ansiedad puede producir un agotamiento nervioso

a) La ansiedad es producida por los asuntos sin resolver, la tensión de la vida diaria, las metas frustradas, conflictos en el trabajo o el hogar y un sin número de desafíos que nos empujan y en ocasiones nos llenan de incertidumbre.

b) El sistema nervioso está formado por el cerebro, la espina dorsal (protegida por la columna vertebral) y la red de nervios que se distribuyen por todo el cuerpo. A través de este sistema circulan pequeñas cargas eléctricas que ordenan el movimiento de diferentes músculos.

1) ¿Cómo reaccionan nuestros nervios cuando enfrentamos una situación difícil?
Cuando enfrentamos situaciones de peligro físico o desafíos emocionales, las glándulas suprarrenales segregan una hormona llamada adrenalina dentro del torrente sanguíneo. Esta hormona aumenta el número de latidos del corazón, hace elevar la presión sanguínea y en ocasiones nos hace transpirar. Esto genera una carga de energía adicional a fin de que podamos enfrentar la situación efectivamente.
2) Cuando este estado de tensión se prolonga puede producir un colapso nervioso.
Un colapso nervioso ocurre cuando una persona llega a un estado tal de ansiedad que los nervios ya no le ayudan a hacerle frente a las responsabilidades de la vida diaria. Las condiciones para un colapso nervioso ocurre cuando una persona se pone muy susceptible e irritable.

II. ¿Cómo podemos evitar ser presa de la ansiedad?

a) “Si alguien tenía derecho de estar tenso era Moisés. El soñó con guiar a dos millones de israelitas de la tierra egipcia, a lo largo del desierto, y entrar a un nuevo país llamado Israel (la tierra prometida). Era un gran sueño divinamente inspirado. No obstante, la mayor parte del tiempo el pueblo se quejaba, discutía y peleaba… así que pasaron cuarenta años deambulando por el desierto…
Él tenía todo el derecho de sentirse frustrado; con todo, la Biblia declara que Moisés era un hombre manso. Ahora bien, mansedumbre no significa debilidad. Es una actitud de confianza, sosegada, de tranquilidad interior y paz mental”.

b) En el texto que leímos inicialmente se nos insta a confiar en Dios. Confiar o tener fe en Dios respecto a nuestras circunstancias y futuro es lo que nos permite tener la actitud que poseía Moisés. 365 veces encontramos en la Biblia: No Temas. Una para cada día de año, o sea, que cada día puedo vivir con la confianza de que el Dios todopoderoso tiene control de mi situación. Jesús, la “Exégesis” de Dios (Jn. 1:18), nos vino a revelar a Jehová como “Padre”. Él le dijo a quienes le siguieron y todos quienes le reciben como Señor de sus vidas; “Vosotros orareis así: Padre nuestro…” (Mt. 6:9). No es una analogía, Dios no es como un Padre, es nuestro Padre con todo y lo que ello implica. ¿Quieres tener esa clase de relación con Dios? ¿Quieres abrir tu corazón a Jesús para que sea el Señor de tu vida?…

c) Como hijo de Dios debes aplicar en tu vida los consejos de Dios, para que no seas víctima de la ansiedad. ¿Cuáles son esos principios?

1) Algunos de los principios bíblicos, hoy corroborados por los hombres de ciencia, son los siguientes:

1) Procura vivir con calma
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Fil. 4:6).
Dios nos dice que no permitamos que los afanes nos envuelvan, que por el contrario apartemos tiempo para estar en la presencia de Dios, expresándole nuestro agradecimiento por nuestras circunstancias y desafíos. De seguro eso es parte del proceso por el que el Señor me está pasando y resultará en mi mejor bien.
Ten metas y ocúpate cada día en lo que te corresponde cada día. El Señor Jesús nos dice “No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán,,,” Mt. 6:34 (Ver Mt. 6:25-34).

2) Ten un plan de prevención
El futuro puede involucrar tiempos difíciles, y por esa causa muchos sufren bajo el peso de muchas ansiedades. La Biblia nos dice que es de sabios tomar provisiones para el futuro (Proverbios 30:24-26; 6:6).
Dios mismo iluminó a José a guardar en los tiempos de abundancia para cuando vinieran los años de escasez.
Tenga el habito de invertir constantemente en el futuro apartando de sus ingresos como mínimo un 5% a fin de hacer un fondo estrictamente de inversión pensando en el futuro de su familia. El resultado le llevará a un nivel de seguridad financiera que se traduce en confianza propia y optimismo personal respecto al mañana. ¡Sea un buen mayordomo de Dios y provea para el futuro de los suyos!
“Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1Ti. 4:8).

3) Cuide y renueve su cuerpo
Nuestro cuerpo es el “vehículo” con el que nos desplazamos y con el que entramos en contacto con el mundo material. Si lo atrofiamos, no podemos reemplazarlo. Cuidar apropiadamente nuestro cuerpo implica:

  • Una dieta balanceada.
  • Suficiente descanso.
  • Ejercitación diaria.

Vigilar lo que se come producirá un cuerpo saludable si lo equilibramos con el descanso físico y la ejercitación regular. Tomarse unos quince minutos cada día y realizar ejercicios, respetando nuestras horas de descanso y tener una alimentación balanceada es la llave para tener un cuerpo sano. Dios nos dice que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y que le pertenecemos a Dios que por ellos debemos cuidar nuestro cuerpo a fin de poder glorificar a Dios (1Co. 6:19-20; 3:16-17).
4) Prestar atención a las señales de alarma del cuerpo
Cuando el organismo presenta síntomas como ardor en la espalda, “hormigueo” en las manos o en los pies. Son síntomas que te dicen que debes buscar relajarte, buscar formas para recrearte o salir de la rutina; disminuir el exceso constante de café, té, azúcar, sal, comidas grasosas. En fin, esos síntomas no deben alarmarte, son sólo una señal de alerta para que disminuyas la presión a que te estás sometiendo.

En resumen: la ansiedad puede producir un agotamiento nervioso y podemos enfrentar la ansiedad positivamente si: procuramos vivir con calma, tenemos un plan de prevención, cuidamos y renovamos nuestro cuerpo (mediante una dieta balanceada, suficiente descanso y ejercitación diaria) y prestamos atención a las señales de alarma de nuestro cuerpo no abusando de nuestro organismo sometiéndolo a tensión prolongada.

Lo principal de este tema es la importancia que tiene nuestra relación con Dios. Tener clara mi identidad, saber ¿Quién soy? y conocer ¿Cuál es mi verdadero propósito en la vida?, nos lo proporciona nuestra relación Padre – hijo con nuestro Dios y esto disipa cualquier ansiedad que podamos enfrentar.

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. (Jn. 1:12)

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Proporcionado para: www.devocionaldiario.com

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