Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí

Tema: «Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí»

Texto: Gálatas 2: 20

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”

Las palabras del Apóstol Pablo no podían ser mas claras hacia los Gálatas, demostrando de esta manera que ya no era el mismo desde su conversión, puesto que el viejo Saulo había muerto para darle vida al nuevo Pablo.

Así mismo cada uno de nosotros debemos de haber muerto al viejo hombre que estaba viciado conforme a los deseos de este mundo, ahora ya no vivimos para satisfacer la carne, ahora vivimos para satisfacer a aquel que nos amo y se entrego a si mismo por nosotros.

Definitivamente todos aquellos que decimos ser cristianos tenemos que haber muerto a nuestro viejo hombre, ninguno que diga ser seguidor de Cristo y no muere a su viejo hombre es digno de ser creíble.

Pero por un momento analicemos: ¿Qué es estar crucificado con Cristo?, en pocas palabras es tener nuestra carne clavada en un madero de gracia, es decir que ahora Dios me ha dado el dominio propio para decir NO al pecado y SI a la santidad. Crucificar nuestra carne es no darle oportunidad de caer, sino que evitar a toda costa que se seda a sus deseos mas arraigados.

Cada uno de nosotros deberíamos haber crucificado nuestra carne cuando venimos a Cristo, lastimosamente muchos de nosotros dejamos ciertas áreas de nuestra vida sin crucificar, dichas áreas con el tiempo se convierten en todo un terreno en donde el enemigo cosecha toda clase de obras de la carne, las cuales nos hace alejarnos de Dios.

Amado hermano, es hora de hacernos la siguiente pregunta: ¿Habrá en mi vida parte de mi que no he crucificado?, quizá pueda ser la mentira, a lo mejor los pensamientos, quizá nuestro carácter, o pueda ser que nuestro vocabulario y en algunos casos hasta nuestra vida sexual, ya que muchos cristianos lastimosamente son atraídos por la pornografía y caen en la masturbación, en la fornicación, adulterio o cualquier clase de acto semejante a la lascivia a los cuales la Palabra de Dios cita como pecados que no te permitirán alcanzar la vida eterna.

Es momento de reflexionar sobre que área de mi vida aun no he crucificado, sobre que área de mi vida aun sigue viviendo mi viejo hombre, no solo para detectarla, sino que para hacer algo para cambiarla ya que esta en juego mi eternidad.

El Apóstol decía: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”, que lindas palabras que denota la renunciación de mis intenciones y de mis deseos. Que lindo fuera que cada uno de nosotros tomara la determinación de morir a nosotros mismos, de crucificar hasta el mínimo deseo carnal que todavía anda rondando en nuestra vida y que pudiéramos decir: “ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi”.

¿Por qué no permites que sea Cristo quien viva en ti?, si Cristo viviera en ti no habría situación que te lleve a pecar, pues la fortaleza que Cristo te daría seria suficiente para decir no al pecado. No es momento de estar reconociendo las cosas pero dejarlas nada más en un reconocimiento, es hora de actuar, en momento de tomar determinaciones en nuestra vida como por ejemplo: ¿Quiero obtener la vida eterna?, entonces moriré, para que Cristo viva en mi, ¿Quiero alejarme del gran galardón?, entonces seguiré mi vida como va, satisfaciendo los mínimos deseos de mi carne para llegar a los máximos cada vez que pueda y me sienta sin fuerzas.

Amado hermano, te invito a que seas valiente, a que decidas de una vez por todas a rendirte a Cristo, a reconocer que ya NO VIVES tu, sino que CRISTO quiere vivir en ti. Pero tienes que entender que Cristo es tan caballero que si tu no se lo permites El no actúa en tu vida, es por esa razón que debemos rendirnos en humildad delante del Señor, reconocer nuestros errores y tener la suficiente determinación para que a partir de este momento podamos comenzar a vivir la vida que tendríamos que haber vivido desde el día que permitimos que Jesús entrara a morar a nuestra vida, hablo de crucificarnos a nosotros mismo y comenzar a vivir para Cristo.

Si realmente estas juntamente crucificado con Cristo, ya no vivas tu, sino que permite que Cristo viva en ti.

Autor: Enrique Monterroza

Escrito para: https://reflexionesydevocionales.blogspot.com

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