Reflexión: El Esclavo Misionero

Un Destellito En Las Manos De Dios

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Existen innumerables testimonios de cristianos que son dignos de revelar. Casi en todos se omite el nombre de la persona que lo vivió, seguramente para evitar la exaltación humana, dijo Destellito.

La historia actual trata de una persona natural de China de apellido Fu. Era un hombre muy rico que vivía al sur del país en los tiempos de la esclavitud. Fu tuvo un encuentro personal con Cristo y lo aceptó como único y suficiente Salvador personal, producto del cambio de vida, puso a disposición del Evangelio toda su fortuna.

Fu, se enteró que muchos chinos eran vendidos como esclavos, para llevarlos a trabajar en localidades de América del Sur, y motivado por llevarles el Evangelio, aceptó ser vendido a los esclavistas. Falleció dejando una iglesia de unos doscientos miembros, fruto, por haberse hecho un esclavo más.

El Esclavo Misionero

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Filipenses 3: 7

Fu, representa a todos los hijos e hijas de Dios, que han entendido claramente lo que es el Evangelio. La principal característica de un evangélico o creyente, es la negación de sí mismo, todas las cosas pasan a segundo plano. Como señala el apóstol Pablo, todo lo que había conseguido en su vida, mediante sus propias fuerzas o trabajo, y que le producían satisfacción, comparándolas con haber conocido a Jesús, eran una pérdida, ya sin interés alguno.

Querido lector, no hay conocimiento más sublime, que el que lo lleva a saber de Él, y disfrutar su plenitud para siempre, expresa Destellito. Fu, había demostrado que Jesús, en su vida, lo había sido todo, ni su nivel social, ni sus ganancias, o su poder, ni el disfrute de la vida, no podían siquiera alcanzar mínimamente el valor que tenía el Señor para sí. Ni siquiera el haberse hecho esclavo alcanzaba. Jesús había llegado a ser para su vida su más grande y gloriosa riqueza, su verdadero tesoro estaba en los cielos y cada persona que a causa de su testimonio alcanzaba para el Reino, no hacía más que incrementar dicho tesoro.-

Por Oscar Olivares Dondero

Escrito para: www.destellodesugloria.org

 

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