La sabiduría que viene de Dios

LA SABIDURÍA QUE VIENE DE DIOS

sabiduria que viene de DiosCita Bíblica: Santiago 1:2-11

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño, para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

Estamos en una época (aunque ya está por acabar el mes de Enero) donde abundan las promesas y los compromisos propios. Estamos llenos de ánimo y nos sentimos poderosos para llevar a cabo cualquier empresa: Pensamos en emprender algún negocio, o pensamos en retomar algo que estábamos haciendo, pensamos en servir de mejor manera en nuestra iglesia; pensamos y pensamos y luego, seguimos pensando. Abunda la frase “Esta vez sí…” pero llega el término del año y nos sentimos frustrados por no haber realizado aquello que planeábamos hacer y, llenos de ese sentimiento de culpabilidad, nos volvemos a comprometer con cosas que no vamos a cumplir; esto pasa uno y otra vez en el ciclo de la vida de muchos de nosotros (me incluyo, muy a mi pesar).

En mi iglesia, las Palabras que se han dado han tratado acerca de 4 principios: “Determinación, Disciplina, Compromiso y Perseverancia” ¡Cuánta falta nos hace al pueblo de Dios aplicar estos cuatro principios! Pero yo añadiría otro: La sabiduría.

Salomón define la sabiduría como un tesoro que todo hombre debe buscar con gran ímpetu y esfuerzo. Ahora bien existen muchos filósofos a lo largo de la historia que han hablado de aquello que, en su opinión, es la sabiduría; pero no es mi propósito hablar de esto sino que me basaré en lo que Santiago define como “La sabiduría que viene de Dios”. Si el lector tiene temor de Dios y algo de prudencia, comprenderá que esta es la sabiduría que vale la pena tener.

Veamos, entonces, lo que habla Santiago en este pasaje. Si el lector se siente identificado con algo no ha de sentirse mal, todo lo contrario es el comienzo para invitar a la sabiduría que viene de Dios a hacer parte de su vida diaria:

1.     La sabiduría que viene de Dios nos ayuda a ver las dificultades como oportunidades (v. 2 y 3):

En estos primeros dos versículos, Santiago dice que debemos estar gozosos cuando estemos en dificultades, porque cuando nuestra fe se pone a prueba produce perseverancia. La Biblia dice constantemente que la fe puesta a prueba es más valiosa que el oro.

Ahora, seamos sinceros con nosotros mismos: ¿Realmente estamos saltando de felicidad cuanto los problemas tocan la puerta de nuestra casa? ¿Realmente somos lo suficientemente mansos como para decir “Dios estoy en una situación difícil pero yo confío en ti y sé que me ayudarás”? ¿Realmente, cuando nos vemos frente a frente con la prueba, la vemos como una oportunidad para ser mejores y tener una fe más firme y valiosa?

Si su respuesta es negativa a estas preguntas necesita la sabiduría de Dios para ver las dificultades desde una perspectiva diferente: La perspectiva de Dios.

2.     La sabiduría que viene de Dios nos ayuda a ser perfectos y cabales (v. 4):

Cuando estamos en un examen podemos aprobar o reprobar. Una prueba en la vida no es muy diferente a una prueba en la academia: Ciertamente las pruebas llegarán y hay que estar preparados para aprobar porque si no nos toca repetir la prueba hasta pasarla.

Si pasamos la prueba no solo nuestra fe será más valiosa que el oro, sino  que nuestro carácter será perfecto y cabal. Las pruebas son la forma como Dios nos disciplina para ser mejores y formar nuestro carácter, así como un alfarero forma una vasija de barro. Las pruebas son las oportunidades que Dios nos da para alcanzar nuevos niveles con Él pero si no pasamos las pruebas quedaremos validando toda la vida. ¿Quiere validar toda su vida una prueba sin poder pasar al siguiente nivel con Dios?

Si su respuesta es negativa usted necesita la sabiduría que viene de Dios para pasar las pruebas y llegar a tener un carácter perfecto y cabal, a la medida de Cristo.

3.     La sabiduría que viene de Dios es dada solo a aquellos que piden con fe (v. 5,6 y 7):

Ahí está la solución para todos nosotros los brutos (si me permiten la expresión) que necesitamos la sabiduría de Dios: Simplemente tenemos que pedirla.

¡Ah! Pero hay un requisito para pedirla: Hay que pedirla con fe. Un gran, enorme, gigantesco impedimento que no nos deja avanzar con Dios es la duda.

Santiago dice que el que duda es como la onda del mar que es arrastrada de una parte a otra y, aclara con mucho énfasis, que quien pida con duda no recibirá nada de Dios. ¿Alguna vez se ha sentido como una ola que cualquier pensamiento, doctrina o dificultad lo mueve de su fe y lo hace dudar? ¿Se siente como una roca firme e inamovible o como una ola fácil de arrastrar?

Si se siente como una ola necesita la sabiduría de Dios para ser firme como una roca y para que nada lo mueva de su fe, y así alcanzar los nuevos niveles que Dios tiene para usted, recibiendo la sabiduría que viene de Él.

4.     La sabiduría que viene de Dios no es recibida por el hombre de doble ánimo (v. 7):

¿Se considera una persona inconstante? ¿Es usted una persona que empieza a emprender muchas cosas pero no termina ninguna? ¿Es usted una persona que constantemente tiene ese sentimiento de culpabilidad de sentir que no está haciendo lo que debería haber hecho? ¿Es usted alguien que hoy tiene fe y mañana está dudando? ¿Es usted alguien que hoy está de buen humor y mañana no? ¿Es usted alguien bipolar que de un momento a otro cambia su estado de ánimo y su pensamiento?

Entonces usted necesita la sabiduría de Dios para hallar el equilibrio en su vida, ser firme y alcanzar las bendiciones que Dios tiene para usted.

5.     La sabiduría que viene de Dios nos enseña a poner la vista en Él y no en nuestra situación económica (v.9-11):

Existen muchos hermanos en la fe que no tiene buena solvencia económica y viven tristes, mendigando amor y compañía; se sienten inferiores, se sienten menospreciados y han desarrollado un profundo sentimiento de autocompasión que no les permite seguir adelante con sus vidas ni alcanzar las bendiciones de Dios para ellos y sus familias.

Por otra parte hay personas de la alta sociedad que tienen buenos recursos económicos y se jactan de su condición económica pensando que están firmes y que nunca les va a hacer falta nada, están confiados en sus riquezas y tienen un sentimiento de seguridad y de prepotencia.

Ambas actitudes son atacadas por Santiago. Él nos invita a no poner nuestra mirada en las riquezas sino en Dios. Invita a los de humilde condición a estar confiados en Dios y a saber que Él los va a prosperar y a bendecir; y también invita a los ricos a no confiar en las riquezas sino en Dios porque las riquezas son como la flor del campo que el Sol quema.

Necesitamos la sabiduría de Dios para poner nuestra mirada en Dios y no en las riquezas.

¿Ha podido usted concluir que necesita la sabiduría de Dios? Mientras estoy escribiendo esto puede creerme que yo también me he dado cuenta de cuanto la necesito.

Oremos a Dios para que Él nos ilumine y nos guíe, y pidamos con fe a Dios esa sabiduría que solo viene de Él para llegar a ese nuevo nivel que tiene preparado para nosotros.

DIOS TE BENDIGA.

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.

Salmo 1:1-3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia

Escrito para www.destellodesugloria.org

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