Destellito: El amor más grande

Un Destellito en las manos de Dios

Hay historias de la vida real que conmueven, dijo Destellito. Son situaciones especiales que están por sobre lo cotidiano, y me he enterado de una que sin duda alguna, será de mucha utilidad para mis lectores, dijo Destellito.

En un hospital de la ciudad china de Jiaving, permanece postrado Binglian Wang de ochenta años de edad, está conectado a una máquina que lo mantiene con vida, ya que sus riñones no funcionan.

El señor Wang, está casado con Jin Wang de setenta y tres años, y ésta esposa ha pasado los últimos diecinueve años cuidando a su marido en el centro asistencial.

Sus hijos han insistido, pero sin resultados, que su madre les permita contratar a una persona, para que se haga cargo de los cuidados que su padre necesita.

El Amor Más Grande. 

Resulta impresionante la actitud de ésta esposa, y no se puede explicar de otra manera, que decir que es una prueba grandiosa del amor de una mujer por su marido, dispuesta a renunciar a toda comodidad, como hubiese sido, si aceptaba la propuesta de sus hijos.

La sociedad actual está viviendo una profunda crisis moral, de tal manera que hoy se le llama bueno a lo malo, y se le llama libertad al libertinaje. Y una de las instituciones humanas, quizás la más importante, que está siendo afectada desde sus cimientos, es la familia.

Dice la Escritura Sagrada, la Biblia:

Así mismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también a los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas. 1a de Pedro 3: 1.

Se aplica lo que dice la Palabra de Dios a la actitud de Jin Wang. Con toda seguridad toda persona, al igual que Destellito, que leyó la historia, sintió admiración por tan hermosa muestra de amor por su esposo. La Biblia expresa que las mujeres deben sujetarse a su marido, en amor. Y es tan fuerte, que afirma categóricamente, que una sujeción que se basa en el amor, dará como resultado que se ganen a otras personas para la Iglesia de Cristo, prácticamente sin usar palabras, solo el testimonio, solo la buena conducta, como la de Jin Wang.

Autor: Oscar Olivares Dondero

Escrito para: www.destellodesugloria.org

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