¡Tienes que frenar el edicto!
¡Tienes que frenar el edicto!
“Cuando Amán se dio cuenta de que Mardoqueo no se arrodillaba ante él ni le rendía homenaje, se enfureció y decidió destruirlo a él y a todos los judíos que había en el reino de Asuero”.
Mardoqueo: es símbolo del Espíritu Santo, no se inclinaba, ni se arrodillaba, delante de Amán, ni delante de nadie; y cuando se enteró del complot armado por Amán, se rasgó las vestiduras.
El Espíritu Santo está gimiendo por este mundo. Mardoqueo le dice a Ester: “El Espíritu Santo no va a hacer lo que tú tienes que hacer, tienes que frenar el edicto”.
¿Qué es lo que te está frenando, y no te permite accionar para alcanzar tu propia libertad y ayudar a otros a salir de su prisión?
Identifica los principios que tienes en la cabeza
La Palabra de Dios habla de “principados”: es un espíritu que pone principios, pensamientos, nos siembra ideas a través de la cultura, la música, la religión y así nuestra vida no funciona, porque el diablo “se disfraza”, la batalla está en la mente, él las pone a esas ideas mentirosas, y esto nos oprime.
Tienes que identificar los principios que tienes en la cabeza. Tener autocrítica, mirar para adentro ¿por qué me pasa lo que me pasa? no es autocastigo porque eso es culpa. Hay que dejar de echarle la culpa al otro, entonces el Espíritu Santo te trae luz, y te muestra las maldiciones que tienes que quebrar. Por ejemplo dices: “me mato trabajando”; el trabajo es un don que Dios nos ha dado, no es un sacrificio. O eres de reclamar cosas estando enojado: “¡esta comida está fría!”, o tienes la idea de que “tienes que estar triste para que te quieran”.
La reina Ester tenía belleza, simpatía, gracia, tenía ACTITUD; ¿cómo me muestro delante del otro?
En la corte del rey se guardaba el protocolo; el rey era quien le daba el permiso para hablar aunque ella fuera su esposa. Ella les demostró a todos que había sido favorecida por Dios.
No alcanza con saber, hay que tener actitud, y eso es estar convencidos de que tenemos el favor del Creador, donde vamos terminamos ganando sí o sí, porque el favor de Dios está con nosotros. Nosotros tenemos que hacerle caso al Espíritu Santo, no a lo que nos dice la gente; por eso hay muchas personas lastimadas, porque pasan más tiempo con la gente que con Dios. Ester supo dónde poner sus afectos.
El afecto se pone en tres lugares:
1-En Dios: él no nos va a fallar jamás, “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado”.
2-en la familia: “Con ese dinero podrás comprar lo que prefieras o más te guste: ganado, ovejas, vino u otra bebida fermentada, y allí, en presencia del Señor tu Dios, tú y tu familia comerán y se regocijarán”.
3: en el servicio a Dios: “yo me alegré con los que decían: a la casa del Señor iremos”.
Ester significa: “revelar lo oculto”, ¿por qué ese libro de la Biblia no nombra a Dios? porque está escondido en la belleza, estaba adentro de ella y salió hacia afuera. Si no pongo a Cristo en primer lugar seguiré siendo feo, Él escondió nuestra belleza desde que estábamos dentro del vientre de nuestra mamá. La belleza tiene que ver con brillar, tener empatía, favor, gracia, en lo espiritual todo el mundo posa sus ojos en nosotros.
El Espíritu Santo le habló firme a Ester: “estás puesta para esta hora, para este mes y para este día”, a lo que ella respondió: “lo haré y si perezco que perezca”, obedeció al Espíritu Santo. El marido le dijo: ¿Quieres que te dé la mitad del reino?
Prepárate porque todo lo que alguien poderoso te quiera dar que no bendiga a otros es una maldición escondida. Ester canceló el espíritu de destrucción sobre su pueblo. El rey un día leyó las crónicas y vio lo que había hecho Mardoqueo a favor de él y lo premió por esto. ¡Ester tenía la gracia de Dios sobre ella y Mardoqueo fue honrado, por honrar al Espíritu Santo!
Por Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org