En el vientre Dios nos cargó de su presencia

En el vientre Dios nos cargó de su presencia

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“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”.

Un día el profeta Elías hizo una declaración osada: “va a haber una sequía hasta que yo lo determine” su nombre significa “jehová es mi Dios” Elías portaba un nombre profético. En el vientre Dios nos cargó de su presencia, allí Dios se nos manifestó,

A lo largo de la vida, nuestra tarea fundamental es ir respondiendo a la pregunta ¿quién soy yo? Se trata de un proceso lento de descubrimiento y de autoconocimiento. Pero no basta saber quién eres. A la vez que descubres tu identidad tienes que ir aceptándola.

Esta aceptación es lo que desencadena la fe profunda y la conversión. Convertirse a Cristo es cambiar completamente de vida. Pero no es un cambio a base de nuestros propios esfuerzos; uno solo cambia cuando se siente amado.

“Ahora, así dice El Señor, Creador tuyo, y Formador tuyo: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.  Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé”

¿Por qué Elías se lo dijo en la cara al rey Acab, que iba a haber una sequía? porque tenemos que ir a la raíz de lo que nos perturba y hablarle directamente, la fe no te hace huir de lo malo, te hace enfrentarlo. Acab lo empieza a buscar para matarlo pero Dios lo esconde en el arroyo.

Elías tomó autoridad, y así como él lo hizo tú vas a prosperar para subir a la cima y decir: ¡acá el fuego va a caer cuando yo lo diga!

No pierdas tu tiempo con gente que no te valora; no desperdicies ni un minuto de tu vida en la gente que no sabe validarte ni reconocerte, usa ese minuto de tu vida para superarte a ti mismo. Y cuando lo hagas, tu estima se habrá afirmado mucho más y estarás listo y preparado para nuevos desafíos.

Todo lo que pasó cuando estabas en el vientre de tu mamá será restaurado y bendecido. Los padres deben enseñar a los hijos dos tareas:

A vivir y a convivir. Lo que la mamá le da en los primeros años de vida son los recursos que necesita para vivir y convivir en los próximos ochenta años. El bebé internaliza, guarda adentro la imagen de mamá y de papá, cuando los padres se alejan ellos están tranquilos porque los lleva adentro. ¿Cómo hace el bebé para internalizar a los padres? cuando los padres lo disfrutan y lo acarician el bebé devuelve eso mismo y en la adultez no sufrirá de celos, de abandono, no busca un “papá” en el marido o una “mamá” en la esposa.

Dios nos puso al lado de nuestros hijos para ayudarlos a desarrollarse, a liberar el potencial.

Si lo retas muy fuerte no se va a animar a desarrollar su potencial, si la mamá lo ayuda a “subirse a la silla” pero sobreprotegiéndolo, el chico de grande va a ser dependiente, va a querer “upa” alguien que lo suba a la silla. Pero si la mamá lo ayuda teniéndolo de la mano y la fuerza la hace el nene; cuando crezca se arriesgará “irá por más”. Se va a subir a la silla, al avión y adonde sea, saldrá de la zona de confort, tendrán miedo y ansiedad pero igual tendrán la capacidad de liberar el potencial. Desde pequeños hay que ayudarlos a liberar ese potencial.

La bendición es un ambiente que los papás creamos sobre nuestros hijos, tenemos que hacer un ritual: bendecir cada etapa de nuestros hijos, decirles: “eres hermoso, precioso” desde que está en el vientre. Dios te ha dado un destino, te protegeremos y te ayudaremos a cumplir el propósito.

Por Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

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