Es Cristo quien desecha las malezas que tenemos en el corazón

Es Cristo quien desecha las malezas que tenemos en el corazón

en el corazonSon diversas las limitaciones que encontramos en el camino cuando decidimos emprender la lucha para alcanzar aquellas metas que queremos obtener. Podemos encontrar obstáculos en cada una de las áreas de nuestras vidas: en el área emocional, física, económica, social, laboral e incluso familiar. Sin embargo, estas son barreras externas a las que se les puede hacer frente siempre y cuando tengamos un corazón dispuesto, sano y libre de ataduras.

Las limitaciones más difíciles de afrontar se encuentran en nosotros mismos, estas limitaciones son como malezas enraizadas en el corazón y su objetivo es impedir que progresemos. Es increíble, pero muchas veces nuestro éxito es saboteado no por factores externos sino por la contaminación, la basura que tenemos en nuestro propio corazón. El temor, el orgullo, la soberbia, la falta de perdón, la amargura, el resentimiento, la vanidad, la envidia, la incredulidad, la pereza, la insensatez y la inseguridad son sólo algunas de las malezas que van formando ataduras tanto en el corazón como en la mente, hasta levantar un muro lo suficientemente alto como para quitarnos la esperanza de atravesarlo y lograr nuestros propósitos.  Y ¿cómo arrancar esas malezas? Suena más fácil de lo que parece, lo difícil es llevarlo a la práctica y saben por qué, precisamente por la más grande maleza que podemos tener: el orgullo, el creer que tenemos el control de nuestras vidas y que todo depende de nuestra propia voluntad.

Para arrancar toda maleza de nuestro corazón es necesario reconocer que solos no somos capaces, que necesitamos de alguien realmente sabio para ser instruidos, y ese alguien es Dios. El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. Salmo 32:8 (Nueva Versión Internacional).

Debemos reconocer cuánto hemos fallado, cuánto necesitamos del perdón que Dios nuestro Padre nos concede en Cristo Jesús, el único que puede exterminar aquellas malezas que tenemos arraigadas en el corazón. Este es el acto de humildad más grande que cualquier ser humano pueda tener.  “Por tu amor, oh Dios, ten compasión de mí; por tu gran ternura, borra mis culpas. ¡Lávame de mi maldad! ¡Límpiame de mi pecado! Reconozco que he sido rebelde; mi pecado no se borra de mi mente.” Salmo 51:1-3 (Dios Habla Hoy).

También tenemos que tomar la determinación de entregar nuestra propia voluntad en las manos de Dios, para que sea Él haciendo la suya en nuestras vidas. Aceptar su voluntad independientemente de que tengamos o no tengamos lo que queremos, nos lleva a confiar plenamente en que todo lo que Él haga siempre será para nuestro bien.  “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,los que han sido llamados de acuerdo con su propósito”. Romanos 8:28 (Nueva Versión Internacional).

Dejar de concentrarnos en nosotros para poner nuestra mirada en el Señor, es la manera más inteligente de hacerle frente a las limitaciones que encontramos en nuestro camino. Dejar de vivir para sí mismos y dedicarnos a vivir para Dios conforme su voluntad en Cristo Jesús, es la más sabia decisión que podemos tomar, el resto de las cosas vendrán a nosotros por añadidura. “Busquen el reino de Diospor encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y Él les dará todo lo que necesiten”. (Nueva Traducción Viviente).

Dios se encargará de limpiar y cambiar nuestro corazón, nosotros no somos los que hacemos la obra, Él, por medio de Jesucristo es quien desecha todas las malezas que tenemos. El Señor nos dará un nuevo corazón y con ese nuevo corazón vamos a lograr mucho más de lo que nos imaginábamos o pretendíamos alguna vez alcanzar, porque nuestros planes nunca sobrepasarán los planes de bien que Dios tiene para nosotros. “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.”. Jeremías 29:11 (Dios Habla Hoy).

¡Confía en el Señor con todo tu corazón y Él se encargará del resto, recuerda que vives por Él, entonces vive para Él y sus planes se harán una realidad en tu vida!

Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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