Humíllate, antes de que seas humillado

Humíllate, antes de que seas humillado

humillateLa altivez, el orgullo y la soberbia, son un pecado en el que fácilmente cualquiera puede caer; y sorprende que muchas veces los que decimos que somos hijos de Dios, somos los que más fácil nos dejamos contaminar por estos horribles sentimientos. Lo irónico es que aquellas personas que han sostenido que no creen en Dios y que no lo necesitan, muchas veces son los que más fácil se rinden en su Divina Presencia, se humillan y reconocen delante de Él su incapacidad, su necesidad de Él, reconocen su Omnipresencia.

Es triste decirlo, pero es la verdad; en la iglesia de Cristo a veces nos encontramos con un panorama diferente, personas alabando y proclamando su Santo Nombre, cuando su corazón está lejos de Él por la soberbia y el orgullo de sus corazones.

La palabra dice que Dios se opone a los orgullos y da gracia a los humildes, 1 Pedro 5:5; por eso, les invito mis hermanos a que nos humillemos delante del Señor antes de que Él nos humille. Dobleguemos nuestra carne, crucifiquemos nuestro orgullo, nuestra altivez y nuestra soberbia; pidámosle a Dios nuestro Padre, discernimiento para que tengamos siempre presente que todo lo que somos, sabemos y tenemos es por su gracia y su misericordia. Pidámosle que nos ayude a ser mansos y humildes de corazón, conforme el modelo de Jesucristo, que nos de amor y bondad para los demás, que nunca tengamos un concepto más alto de nosotros mismos del que debemos tener, que siempre estimemos de mayor valor a los demás, en lugar de verlos como menos que nosotros. Que no se nos olvide que nuestro Padre nos mira a todos de la misma manera; al rico y al pobre, al bonito y al feo, al limpio y al sucio, al pecador y al justo. No somos más que los demás, delante de Dios tenemos la misma oportunidad de recibir su perdón, su amor y su gracia, basta con que nos rindamos a sus pies y reconozcamos su Majestuosidad. Amén.

Los ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. ¡En aquel día sólo el Señor será exaltado! Un día vendrá el Señor Todopoderoso contra todos los orgullosos y arrogantes, contra todos los altaneros, para humillarlos. La altivez del hombre será abatida, y la arrogancia humana será humillada. En aquel día sólo el Señor será exaltado, y los ídolos desaparecerán por completo. Isaías 2:11-12, 17-18 (NVI).

Aquel que reconoce su orgullo delante de Dios, está empezando a ser humilde; que el Señor derrame su misericordia sobre nosotros y nos dé convicción de pecado antes de que seamos por Él, humillados.

¡El orgullo proviene del padre de la maldad y todo el que es orgulloso, se convierte en su hijo… si somos hijos de Dios, practicamos el amor, la bondad y la humildad; no el orgullo, la altivez y la soberbia!

Autor: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.destellodesugloria.org

 

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