El encuentro con Dios – Parte 1

EL ENCUENTRO CON DIOS – PARTE 1

Lectura: Hebreos 10:19-22

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

Me gustaría en esta ocasión, estudiar junto a ustedes una nueva serie de devocionales acerca de un texto bíblico que últimamente me ha cautivado y ha hecho parte constante de mi pensamiento.

Si es usted una persona hambrienta de Dios, que anhela de corazón ver su gloria y que su presencia lo acompañe en todo lo que haga; lo invito a que juntos tengamos este pequeño (pero magnífico) paseo por la Palabra de Dios. Le pido al Espíritu Santo que nos ilumine para poder cumplir nuestro profundo anhelo. Si, por el contrario, está cómodo con lo que sabe hasta ahora y está contento con ser un gran líder en su iglesia, le pido que haga caso omiso de este mensaje; pues está dirigido para aquellos, que como yo, reconocemos nuestra necesidad y dependencia de Dios.

Ahora, permítame mostrar el versículo 19:

“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,…”

Hay tres elementos fundamentales en este versículo, en el cual me gustaría que enfocara su atención: LIBERTAD, LUGAR SANTÍSIMO Y SANGRE DE JESUCRISTO.

¿Qué significan estas palabras? ¿Cómo se unen? Pues bien, la verdad no es algo difícil de entender, por lo menos para los que tenemos corazón de niño para entender y aplicar la Palabra de Dios.

1. LIBERTAD:

Muchas personas en estos tiempos entienden la libertad como independencia, la definen como poder hacer lo que se quiera, cuando se quiera; pero eso realmente no es libertad.

Hace mucho tiempo, Dios le dio a Moisés un diseño, una arquitectura de algo que debía crear. El nombre de aquél lugar era “EL TABERNÁCULO DE REUNIÓN”. Este lugar estaba lleno de símbolos que tienen un gran significado para la vida de la iglesia pero que no es el enfoque del presente texto tratar en detalle. No obstante, quisiera que piense un poco en el nombre que Dios le dio a aquél maravilloso y misterioso lugar: TABERNÁCULO DE REUNIÓN. ¿Con quién quería encontrarse Dios? DIOS QUIERE ENCONTRARSE CON EL HOMBRE.

Este es un hecho maravilloso que da sentido y razón a nuestras vidas. El tabernáculo de reunión era un mensaje de Dios a la humanidad diciéndoles que quería estar cerca de nosotros. Note bien la palabra REUNIÓN pues implica una separación previa (Es decir, te reúnes con alguien cuando has estado separado de él o ella, pues si estás en su presencia no es necesario reunirse porque ya están juntos).

El tabernáculo también tenía otro mensaje para la humanidad: HABÍA ALGO QUE IMPEDÍA LA REUNIÓN ENTRE DIOS Y EL HOMBRE; Y ERA EL PECADO. El tabernáculo estaba dividido en 3 partes: El atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo; solo los sacerdotes podían entrar al Lugar Santo y solo los sumos sacerdotes al Lugar Santísimo. Dios quería dar a entender con esto que aún no se había dado a conocer el camino para que la humanidad tuviera su esperado encuentro con su Creador.

¿Qué tiene qué ver todo esto con el concepto de libertad? Dios estaba diciendo que se quería reunir con el hombre, pero que el hombre no tenía libertad para encontrarse con Él a causa del pecado. LA LIBERTAD NO ES OTRA COSA QUE PODER ENTRAR A LA PRESENCIA DE DIOS. Ahora, gracias a Jesús tenemos libertad para entrar a la presencia de Dios, ya no estamos impedidos por el pecado, ni la culpa, ni el temor, ni la muerte; ahora somos libres para ser aquello para lo cual fuimos creados: ESTAR CON DIOS.

2. EL LUGAR SANTÍSIMO:

El Lugar Santísimo es la representación de la misma presencia de Dios. En este lugar se encontraba el arca del testimonio que a su vez contenía la vara de Aarón, las tablas de la Ley y el Maná.

La vara de Aarón representa el poder de Dios, ¡Cuántas cosas vieron los israelitas a través de esa vara! no es que la vara tuviera algún poder especial, es que Dios quiso dejarla como un testimonio de su poder y majestuosidad. Las tablas de la Ley representan su soberanía y su Reino; Él nos dejó mandamientos para la buena conducta y la santidad, para ser reinados por Él y vivir en una comunidad de paz, de armonía y de justicia; y el Maná representa su provisión, representa que Él nos sustenta en todo momento y si para ello debe hacer descender pan del cielo lo hará, lo que, de hecho hizo, cuando envió a Jesús, el pan de vida, en propiciación por nuestros pecados.

Ahora tenemos libertad para entrar a la misma presencia de Dios, a la gloria que tuvieron el privilegio de ver los israelitas y que ahora nosotros estamos llamados a buscar y a ver; cosas que ojo no vio, ni oído oyó.

3. LA SANGRE DE JESUCRISTO:

¿Por qué ahora no tenemos el arca del pacto? ¿Dónde está ahora? Su ubicación física es incierta, pero en Apocalipsis se habla de ella; tal vez Dios se la llevó físicamente como lo hizo con Elías, pero todo queda en suposiciones. Lo importante es que ahora no la tenemos porque no la necesitamos, ahora contamos con un testimonio más fuerte y es el mismo Jesucristo el Hijo de Dios.

Todo lo que contenía el arca era solo un símbolo y profecía de Jesús. Él es el maná que descendió del cielo, Él es el Verbo que escribió la ley de Dios, no en piedras, sino en nuestros corazones, Él fue levantado como la serpiente en el desierto. ÉL ES LA IMAGEN VISIBLE DEL DIOS INVISIBLE.

Él es nuestro testimonio. El pueblo de Israel llevaba el testimonio a donde fuera; ahora nosotros llevamos al Espíritu Santo a todo lugar donde vayamos como testimonio de la Gloria del Dios Vivo.

La sangre de Jesucristo nos dio libertad, libertad para entrar al Lugar Santísimo, libertad para tener el testimonio inmarcesible, libertad para entrar a su presencia y ser testigos de infinita Gloria.

Él con su sangre nos hizo dignos de tener aquél esperado encuentro, ahora nada nos separa; AHORA PODEMOS REUNIRNOS CON DIOS A TRAVÉS DEL SACRIFICIO DE CRISTO, NUESTRO SALVADOR. ÉL NOS HIZO LIBRES DE LA ESCLAVITUD DEL PECADO Y DE LA MUERTE Y NOS ACERCÓ PARA SIEMPRE AL CREADOR, CUMPLIENDO CON SU PROPÓSITO ETERNO Y MARAVILLOSO PARA NOSTOROS: QUE ESTEMOS JUNTOS.

Hubo un tiempo en que el hombre estaba separado de Dios, ahora, gracias a Jesús, no hay separación y podemos llegar con nuestro corazón humillado a los brazos abiertos del Padre que planeó todo para que estuviéramos junto a Él.

Te invito a que no temas ni dudes, ten valor y firmeza, fiel es el que prometió, fiel el que cumplirá. ¡DISFRUTA EL INMENSO AMOR DE DIOS POR TI Y SU INFINITA COMPAÑÍA!

Autor: Juan Felipe Caro Valencia

Escrito para www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: