¿A qué estás atado?

¿A qué estás atado?

A lo largo de nuestra vida se van presentando oportunidades que pueden edificarnos o por el contrario dañarnos, y muchas veces sin darnos cuenta caemos en el error de alimentarnos con cosas que nos atan y nos vuelven esclavos por el resto de nuestras vidas.

No soy quién para juzgar qué debemos o qué no debemos comer, cómo debemos alimentar o no, el cuerpo, el alma y el espíritu; sólo tengo por decir que cualquier cosa que hagamos sea edificante o no para nuestro ser tendremos como consecuencia una victoria o una derrota y de ello rendiremos cuentas a Dios. “Está escrito: Tan cierto como que yo vivo dice el Señor, ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios” Romanos 14:11 (Nueva Versión Internacional). Dios siempre desea que seamos victoriosos pero Él no puede elegir por nosotros, la elección es nuestra responsabilidad.

Te has preguntado alguna vez ¿A qué estás atado? ¿Qué atadura has dejado entrar en tu vida y le has permitido que se quede viviendo contigo?

En los últimos años Dios me ha venido mostrando una serie de ataduras que yo nunca imaginé tener en mi vida, ataduras que me estaban destruyendo y robando la felicidad que Dios me tenía guardada. ¡Tenía una forma de pensar y de ver la vida tan equivocada¡ solía ensimismarme en el pasado y trataba de construir algo diferente pero sin soltarme de aquello que me había lastimado y que aún en medio de mi negación seguía causándome dolor. Es increíble la capacidad de control y dominio que tenía sobre esa situación, la racionalización me llevaba a negarme la posibilidad de expresar con libertad el dolor que realmente había en mi corazón y todo lo solía controlar de esta manera. Estaba viviendo una mentira, en mis fuerzas trataba de cambiar las cosas y tal vez en muchas ocasiones lo logré pero realmente en lo profundo de mi ser la cosas seguían igual, la sanidad de mi corazón era superficial y todo esto debido a las ataduras que habían en mi mente.

Sólo ahora puedo decir que soy libre de ataduras a las que estaba sometida, de las que era esclava; gracias al entendimiento que Dios me ha dado he podido despojarme de cadenas que me tenían amarrada y no me dejaban ser la persona libre que soy ahora, gracias a la libertad que Dios me ha dado. Sin embargo, todavía existen ataduras de las que Dios tiene que liberarme, lo bueno es que he decidido obtener esa libertad y lo estoy logrando porque Dios me está ayudando. ¿Te gustaría experimentar lo mismo?

A veces nos vamos refugiando en cosas que nos dañan y que vemos como naturales sólo porque así las queremos ver, las vemos como un escape pero es una falsa puerta que poco a poco te va llevando a la destrucción. Por ejemplo, existen personas en este momento con ataduras como el pasado, el dinero, el poder, la drogadicción, el alcoholismo, el tabaco o cigarrillo, la pornografía, la homosexualidad, el conocimiento y el trabajo, el adulterio, una persona, las convicciones y pensamientos, el mal genio, la ansiedad, el consumismo, la vanidad, las deudas, etc. hay tantas ataduras, pero sabes cómo identificarlas: mírate en un espejo y observa tu alma, tu corazón, tu cuerpo y lo que veas y pienses en ese momento acerca de ti mismo es lo que eres. Desnuda tu alma ante el Señor y muéstrale realmente lo que eres y lo que tienes, cuando haces esto empiezas a descubrirte y Él comienza a mostrarte todo aquello a lo que has estado atado durante todo este tiempo. Lo más hermoso de esta experiencia es que una vez reconoces tus ataduras Él te libera por su Gracia y tu vida empieza a ser diferente. Te advierto, no hagas esto en tus propias fuerzas porque no va a funcionar, entrégale este tiempo a Dios porque sólo Él te puede dar la libertad que necesitas.

No sigas racionalizando, ya no sigas negando la atadura que hay en tu vida, por qué seguir aferrado a algo que te causa daño, por qué somos tan necios cuando nos creemos tan inteligentes. Piensa en los que te están viendo, tu eres ejemplo para ellos ¿acaso quieres dejarles por herencia tus ataduras? reflexiona, es hora de tomar decisiones al respecto quizá mañana puede ser demasiado tarde.

“Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud”

Gálatas 5:1 (Dios Habla Hoy)

Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: