Vuélvete a Dios
(Mateo 3:2)
Busquemos a Dios ahora que podemos
No habrá otra forma de ser salvos si no buscamos a Dios a través de su hijo Jesucristo. Una hermana nos enseñó que Dios no puede hacer nada si nosotros no damos el paso de fe. “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.” (Santiago 4:8a).
Por cada paso que demos para acercarnos a Dios, él también dará uno, pero en este verso Dios nos pide algo: “Pecadores, limpien sus manos y los que andan con un pie en el mundo y el otro en Cristo, santifíquense y purifíquense” (Santiago 4:8b).
Isaías 55:6-7 nos enseña algo similar: “Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.”
Aquí el Profeta Isaías nos dice que debemos buscar a Dios ahora que podemos hacerlo, porque vendrán tiempos en los que Dios no estará accesible como lo esta ahora. Oremos a Él en tanto que esta cercano a nosotros. Pero, en este pasaje también Dios a través del profeta nos pide algo: Que dejemos nuestros malos caminos y nuestros pensamientos perversos, y que nos volvamos a Dios. Solo así Dios nos puede perdonar por su gran misericordia.
No podemos ocultar nada
Dios quiere que dejemos todo lo malo, que renunciemos al pecado. NO hay escusas, podemos decir que no hay nada malo en nosotros, pero Dios todo lo sabe. Recuerdas la historia de David, la de su pecado oculto. Primero David vio a Betsabé desnuda, la codicio, la mando a traer para dormir con ella. Para encubrir el producto de su adulterio mando a matar a Urías el esposo de Betsabé, para poder tomarla como su mujer.
¿Qué fue lo que paso? David a pesar de haber pecado no quería decir nada. Aplico ese refrán que dice: Ojos que no ven, corazón que no siente. Tal vez él pudo pensar que nadie se iba a dar cuenta de todos los pecados que cometió. La Biblia dice que Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:9). Dios observó y sabía todo lo que David hizo, así como conocía el corazón de Saúl, conocía el de David, conoce tu corazón y conoce el mío.
Dios nos confrontará
Mira este cuadro y cómo Natán confronto a David. “Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él” (2 Samuel 12:1-4).
Al escuchar esta historia, David se enfurece y pide que el hombre rico sea castigado con la muerte y que devuelva lo que tomo cuatro veces. David se preguntaba ¿cómo este hombre no tuvo misericordia? (2 Samuel 12:5-6).
Aquí viene lo interesante. “Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón” (2 Samuel 12:6-9).
Dios sacará todo a la luz
Dios tuvo que sacar a la luz el pecado de David, confrontarlo a través del profeta Natán para que éste se pudiera arrepentir de todo corazón. Personalmente creo que si Natán no hubiere enfrentado a David, éste no se hubiera arrepentido. “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás” (2 Samuel 12:13). No esperemos que Dios envíe a alguien para decirnos en nuestra cara todo lo malo que hemos hecho, que salga de nosotros la iniciativa de ir a Dios a pedir perdón.
David clama arrepentido
David, después de haber pecado y haber sido confrontado por el profeta Natán, escribió uno de los salmos de arrepentimiento que refleja un gran clamor a Dios, el Salmo 51. “Ten piedad de mi”, “lávame más y más de mi maldad”, “Contra ti, contra ti solo he pecado”, “Purifícame con hisopos, y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve”. Después escribe una parte que creo muchos de nosotros hemos usado en nuestras oraciones cuando le pedimos perdón a Dios, o la que debería ser nuestra oración: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto delante de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu” (Salmo 51:10-11).
Realmente David estaba arrepentido por lo que había hecho, y pudo experimentar que a Dios le importa más nuestro corazón que nuestros sacrificios. “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17).
Solo a través del arrepentimiento se abrirán las puertas de la bendición de Dios en nuestras vidas. Clamemos por el perdón de Dios en nuestras vidas, y aceptemos todo lo bueno que Jesús nos ha conferido a través de su muerte y resurrección. No esperes ser confrontado, da el paso, acércate a Dios con un corazón humillado y Dios se acercará a ti.
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Busquen a Jehová mientras pueda ser hallado, llamaénle en tanto que está cercano.
Autor: Juan Manuel Ramos Castro
Escrito para www.destellodesugloria.org