Dios te ha hecho libre
Un día Dios compro nuestra libertad a un precio muy alto que todos conocemos, le costó su vida, pagó tu deuda y te hizo libre, libre del castigo del pecado, libre de las culpas, de los miedos, del fracaso y de todo lo que pudiera impedir tu desarrollo y tu felicidad.
Muchas veces, a pesar de que se nos ha otorgado la libertad, seguimos permaneciendo aprisionados, ya que aunque no somos físicamente esclavos, a veces si lo somos espiritualmente, y es que hay muchas cosas que nos pueden mantener atados, como miedos, resentimientos, falta de fe, etc. y todas esas cosas que aunque no parezca impiden nuestro avance, nos mantienen en el mismo lugar haciendo que nuestra libertad se vea afectada o que simplemente la desaprovechemos, somos como una ave con la puerta de su jaula abierta, pero con miedo a volar. ¡Quisiera yo tener alas, y volar como paloma hasta un lugar tranquilo!” dice Salmos 55:6 (TLA)
Nos acostumbramos tanto a vivir dentro de los limites que nos marcan las situaciones, que a veces no nos damos cuenta que dejamos de aprovechar nuestra libertad, convirtiéndonos en esclavos de todo lo que nos pasa, sentimos miedo y sus limitantes nos paralizan y no nos permiten avanzar, sentimos desconfianza y vemos imposibles y lejanas nuestras metas, y lo mismo sucede con las culpas que no nos permiten disfrutar de una nueva oportunidad y a eso agregamos los resentimientos que nos impiden volver a amar y ser capaces de perdonar.
¿Alguna vez te has puesto a pensar si verdaderamente estas haciendo uso de tu libertad?, por un momento piensa: los miedos, temores, faltas de perdón, inseguridad, ¿acaso no son motivos que te detienen?, ¡claro que si!, esos son las principales causas de que no puedas emprender el vuelo, la libertad no solo implica el hacer lo que quieres, sino poder disfrutar de ese sentimiento de paz y de tranquilidad que nos lleva a saber tomar las mejores decisiones, sin miedo a fracasar porque la seguridad que nos da Dios no es que seremos perfectos, pero si que nos guiará a saber como hacer y decidir lo mejor para nosotros olvidándonos de todo lo que nos intenta detener.
Tal vez has intentado comenzar de nuevo, pero los recuerdos dolorosos te llevan una y otra vez al mismo sitio, ¿sabes? Si un día te equivocaste o alguien se equivoco contigo ya es pasado, es momento de empezar de nuevo y deshacerte de la prisión del dolor y el resentimiento,” De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2Corintios 5:17. El miedo o temor a equivocarte, a confiar y a decidirte solo te detiene y alarga el tiempo de espera para ver realizados tus sueños y anhelos, Dios te ha dado todo para que seas una persona libre y feliz, ese fue uno de los propósitos de su sacrificio en la cruz, liberarte de todo tipo de cadenas para darte una vida nueva que pudieras disfrutar.
Haz que valga la pena el sacrificio, no te sientas más atado por cosas que realmente no merecen importancia, si Dios mismo te hizo libre, ¿Por qué seguir aprisionado?, decídete a disfrutar de tu libertad, piensa en todo eso que quisieras ver hecho realidad y ponlo en la balanza, de un lado están tus impedimentos y del otro tu libertad y el apoyo de Dios, creo que no hace falta preguntarte que pesa mas ¿cierto?
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:31,32
Autora: Maite Leija
Escrito para: www.destellodesugloria.org