Tema: La Intercesión
Texto: Ezequiel 22: 23-31
Ezequiel 22:23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 24 Hijo de hombre, di a ella: Tú no eres tierra limpia, ni rociada con lluvia en el día del furor. 25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas y honra, multiplicaron sus viudas en medio de ella. 26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos. 27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas. 28 Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová el Señor; y Jehová no había hablado. 29 El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y al extranjero oprimía sin derecho. 30 Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. 31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el Señor.
En esta oportunidad voy a hablarles bajo el tema la intercesión, para ello permítame explicar primero lo que significa, Intercesión tal como lo define la Real Academia española de la lengua es: “Intervención en favor de Alguien”.
Es decir, alguien que intermedia o aboga en favor de otro, por eso la intercesión ocupa un lugar importante en la Biblia.
¿Qué hace a la intercesión tan importante? Lo que la hace importante es su propósito, ¿cuál es el propósito de la intercesión? que el culpable pueda ser exonerado de su culpa, y el desafortunado pueda alcanzar una mejor suerte.
Es por medio de la intercesión que se logra este cambio de posición, el culpable es sin culpa y el desafortunado alcanza la fortuna, por eso la intercesión no es un rol insignificante en la iglesia sino todo lo contrario, sin la intercesión de los creyentes muchos sino todos, no pudieran experimentar este cambio de posición.
Por eso cuando la iglesia sea arrebatada empezará el fin de esta tierra, porque los que intercedían por ella ya no estarán aquí, por eso la intercesión no es un rol irrelevante, sino uno muy relevante. Tan relevante es, que Ezequiel 22:31 dice, que Dios anda buscando intercesores que se pongan como vallado en la brecha.
Se lo explico, en la antigüedad las ciudades eran amuralladas para evitar el ingreso de ejércitos invasores, pero cuando un ejército quería tomar una ciudad tenía que penetrar el muro abriendo una brecha, es decir un hueco, ¿cómo lo hacía? En épocas más recientes a través de cañones, pero en épocas más antiguas por medio de catapultas que arrojaban grandes piedras.
Una vez que abrían una brecha en el muro, la conquista era mucho más fácil, cuando esto sucedía, inmediatamente se buscaba la forma de tapar la brecha y lo hacían incluso poniendo soldados u hombres comunes para evitar el ingreso de los enemigos. A esto se le llamaba vallado.
Hoy en día, se le llama vallado a un cerco que sirve para delimitar un terreno, pero en la guerra, esto era lo que se conocía como vallado. A esto mismo se refirió Jesús cuando dijo en Juan 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Los Pastores en la antigüedad guardaban a sus ovejas en corrales y no les hacían puertas, sino que ellos mismos se convertían en puertas, se abrazaban de las estacas por donde entraban las ovejas y así dormían para que si algún lobo quisiese entrar a atacar a la oveja ellos lo sentirían y reaccionarían.
Cuando la Biblia dice que debemos orar unos por otros, eso significa intercesión. Ahora, la intercesión no siempre involucra oración, pero lo que sí siempre involucra es mediación. Veamos un par de ejemplos:
En el libro de Génesis 18:17-33 Abraham intercede por Sodoma y Gomorra y Dios lo escuchó pero no pudo librar a la ciudad por cuanto allí no habían ni diez justos, esta es una ley espiritual, para que la intercesión pueda dar resultados favorables, la persona o el lugar por el que se intercede debe tener un mínimo de justicia.
¿Por qué Dios no perdonó a Sodoma y Gomorra siendo que Abraham intercedió por ellas? Porque la intercesión se vuelve inútil si por lo menos no hay un mínimo de justicia en el lugar o en la persona por quien se intercede.
El Señor le dijo a Abraham si por lo menos hubiere 10 justos no la destruiré, ¿porqué diez? Porque diez es el número que en la Biblia denota medida completa. El diez en la Biblia es un número de medida, con éste número se mide tanto la justicia como la maldad, el número que mide la tolerancia antes del juicio es el diez, pero también este número mide la justicia antes de la bendición.
Si usted examina un poco la Biblia se va a dar cuenta que hubieron diez generaciones de patriarcas antes de que el diluvio viniera (Gn. 5) y diez generaciones más después del diluvio hasta la aparición de Abraham, elpadre de la fe. (Gn. 11:10)
Diez plagas tuvieron que caer sobre Egipto antes de que Israel fuese liberado, (Ex 7:17), el Decálogo o las demandas de Dios para con el hombre son diez, (los diez mandamientos). El diezmo es la décima parte de las entradas que Dios demanda.
Todos estos pasajes denotan que el número Diez describe un tiempo o una medida completada. Si en Sodoma y Gomorra hubiesen existido 10 justos, por esos diez justos Dios no las hubiere destruido, porque la justicia de diez hombres alcanzaba para satisfacer la demanda de la justicia de Dios.
Sin embargo, aun cuando Sodoma y Gomorra fueron destruidas Dios libró al pariente de Abraham, es decir a Lot, ¿por qué? Por causa de la justicia de Abraham y por la mínima justicia que había en Lot.
Esto es lo mismo que sucede con la iglesia, cuando la iglesia está en peligro el Señor intercede por ella y Dios la libra del juicio por causa de la justicia de Cristo que está en ella, pero no puede hacer lo mismo con los incrédulos puesto que la justicia de Cristo no está en ellos.
Veamos otro ejemplo, en 1 Samuel 25 se narra la historia de una mujer llamada Abigail y de su perverso esposo llamado Nabal, la biblia dice que cuando Nabal trató con mucha afrenta a los hombres de David, este resolvió matarle a él y a todos los de su casa, pero Abigail su esposa se dio prisa e intercedió ante David y David la escuchó y se detuvo de hacerles daño.
Pero el vs. 38 dice: Y diez días después, Jehová hirió a Nabal, y murió. ¿Qué quiere decir esto? Que la intercesión de Abigail libró a la gente de su casa de la mano de David por causa de la justicia de ella, pero no pudo librar a su esposo del juicio de Dios porque su corazón era perverso y no había ni un mínimo de justicia en él.
Note además que la Biblia dice que diez días después Jehová lo hirió y murió, otra vez aparece el número diez, es decir el número de la medida de la justicia y de la paciencia de Dios.
Esta es la razón por la que la intercesión se vuelve imprescindible en la iglesia, porque si nadie se pusiese como vallado para interceder delante de Dios por los demás, el juicio de Dios vendría inevitablemente sobre muchos.
¿Cómo Interceder Efectivamente? Ahora veamos cómo la intercesión se vuelve efectiva y eficaz, para ello veamos lo que nos dice Santiago 5:16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
En este texto, la frase oración eficaz, tiene que ver con intercesión eficaz, ya que el texto dice confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros. Ahora veamos lo que significa la oración eficaz, o lo que es lo mismo, la intercesión eficaz.
Primero dice que la oración que puede mucho es la oración eficaz del justo, es decir, que esta oración debe ser hecha por un hombre justo.
Ahora ¿a quién se refiere aquí Santiago? A alguien que no sólo es cristiano y ha sido justificado en Cristo, sino que además de haber sido justificado, camina en la justicia de aquel que lo justificó.
Por eso 1 Juan 3:7 dice: Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. Note que aquí el apóstol Juan esta diciendo que es inconsistente llamarse justo y no vivir en la práctica de la justicia de aquel que lo justificó.
Por eso justo no sólo hay que serlo, sino además parecerlo. Pero veamos algo más, inmediatamente después de que Santiago dijera esto, el versículo siguiente es decir, Santiago 5:17 cita al profeta Elías, ¿por qué?, por lo mismo que venimos diciendo, para interceder por otro hay que tener testimonio de justicia delante de Dios y Él le escuchará.
En la época de Elías todos vivieron el hambre que vino sobre todo el país y todos rogaban a Dios para que la sequía termine, pero Dios no escucho el ruego de nadie, pero si escuchó la oración intercesora del Profeta Elías. Esto confirma que para interceder por otro hay que tener un nivel de justicia delante de Dios.
Déjeme ponerle un ejemplo de la vida secular, cuando una madre decide castigar a su hijo por alguna falta cometida, pero de repente este corre y se hecha a los pies de la abuela, es decir de su mamá, esto provoca de manera natural el aplacamiento de la ira de la madre del niño, ¿por qué? porque la mediación de una abuela en favor de su nieto, es algo que no se puede ignorar.
Pero ese no sería el mismo resultado si en lugar de la abuela la persona que intercediera fuera el niño malcriado de la esquina, lo que trato de decir es que el grado de influencia que tenga el intercesor es determinante para lograr el perdón del culpable.
Por otro lado, la oración o intercesión del justo debe ser eficaz, la pregunta es, ¿cuando la intercesión es eficaz? Ya dijimos que la oración o mediación que Dios atiende es la oración influyente del justo, pero ahora veamos ¿cuándo esta oración se vuelve eficaz?
Volvamos a estudiar la oración de Elías, Santiago 5:17 dice que Elías oró fervientemente y su oración fue respondida, este es un ingrediente de la oración eficaz, el fervor.
Hay un tipo de oración que rompe esquemas y no sigue patrones humanos y religiosos, la Biblia la llama la oración ferviente, ¿cómo es esta oración? Para explicarlo necesito citar al Señor Jesús en la noche previa de su crucifixión.
En Luc 22:44 dice: Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Sabe usted ¿como es el clima en el desierto?, se lo explico, de día es muy caliente y de noche es muy frío, esa es la característica de los países que están situados en los desiertos, la pregunta entonces es ¿como hizo el Señor para sudar en medio del frío? la respuesta es la oración ferviente.
Esto mismo dice Pablo en Gál 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros, la oración ferviente aquí se la llama oración de parto.
El Don de la Intercesión. Hoy en día ha habido algo de controversia con respecto al ministerio de intercesión. Algunos dicen que no existe tal cosa como el don de intercesión, que Dios llama a la intercesión a todo el cuerpo.
Otros, quienes sienten un llamado especial de Dios sobre sus vidas para interceder, se sienten confundidos y preguntan: “¿Cuál es mi lugar en el cuerpo si no existe el don de la intercesión?
¿Cuál de los dos tiene razón? Ambos la tienen. Desde el punto de vista del ministerio todos debemos orar e interceder como Jesús, quien es nuestro ejemplo. Pero desde el punto de vista de los dones, un gran número de personas también recibe un llamado específico a ser intercesores.
La diferencia entre estos dos, es que uno pertenece al nivel colectivo de intercesión, que es una responsabilidad de cada cristiano, y el otro es un regalo que Dios nos da para sentir de manera especial la carga por los demás.
Este tipo de personas, tienen un alto nivel de sensibilidad por el dolor de los demás, y no tienen una vida común, porque su tiempo diario se invierte mucho en la oración intercesora.
La base bíblica para el ministerio de intercesión del creyente es nuestro llamado como sacerdotes de Dios. La Palabra de Dios declara que nosotros somos un sacerdocio santo (1 Pedro 2:5), un sacerdocio real (1 Pedro 2:9), y un reino de sacerdotes (Apocalipsis 1:5).
La responsabilidad del sacerdote era estar de pie ante Dios, y entre Dios y los hombres. Él estaba de pie ante Dios para ministrarle a Él con sacrificios y ofrendas, pero también estaba de pie entre el Dios justo y el hombre pecador.
Pero Hebreos 7:11-19 explica la diferencia entre los ministerios del sacerdote del Antiguo Testamento y del Nuevo. El Antiguo Testamento el sacerdocio levítico era pasado de generación a generación a través de los descendientes de la tribu de Leví.
Pero El “sacerdocio de Melquisedec” del que se habla en este pasaje, es el “nuevo orden de sacerdotes” de quienes el Señor Jesús es el Sumo Sacerdote. Y este es pasado a nosotros no de generación a generación, sino a través de Su sangre y de nuestro nuevo nacimiento espiritual.
La Intercesión de Cristo. “Vio, pues, que no había nadie, y se asombró de que no hubiese quien intercediese. Por tanto, su propio brazo le produjo salvación, y su propia justicia lo sostuvo” (Isaías 59:16).
En este texto se habla del ministerio de intercesión del Señor Jesucristo, es decir, cuando Él no encontró quién intercediese por la tierra, entonces él mismo se volvió su intercesor. ¿por qué? Porque si la tierra pecadora necesita ser defendida por alguien, nadie mejor que un mediador justo y santo para hacerlo.
Por eso Romanos 8.34 dice: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, es el que también resucitó; quien, además, está a la diestra de Dios, y quien también intercede por nosotros”
Repito lo que ya dije hace algún rato, para que la intercesión sea eficaz el que la lleva a cabo debe tener un alto testimonio de justicia, y nadie mejor que nuestro Señor para mediar ante el Padre por nosotros.
Usted tiene que saber que el que está constantemente defendiendo su causa delante de Dios, debido a las múltiples acusaciones que el diablo hace en contra suya, no es cualquier abogadito de oficio, sino el abogado celestial, el único calificado para defenderlo y hacer pedazos los argumentos de satanás contra usted
Pero veamos algo más, en Hebreos 2:16-18 dice: Por que ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. 17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. 18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Esto es poderoso, ¿porqué? Por que la intercesión de nuestro Señor Jesucristo es siempre eficaz, ya que su oficio sacerdotal y de intercesión por nosotros no está basado en el conocimiento de las cosas, sino en la experiencia de ellas, es decir, él vivió en carne propia lo que tú y yo estamos viviendo.
Lo que Hebreo 2:18 está diciendo, es que la intercesión de nuestro Señor se vuelve poderosa, porque él vivió en carne propia lo que tú y yo estamos viviendo, eso lo convierte en el más calificado para interceder por nosotros los hombres.
La Intercesión del Espíritu Santo.
Romanos 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Cuando una persona gime, eso es el resultado de un gran dolor o de una gran carga emocional que lleva dentro, este es uno de los roles que desarrolla el Espíritu Santo en favor de la iglesia.
De manera que tenemos al gran sumo sacerdote del cielo intercediendo por nosotros allá, pero en la tierra tenemos también al Espíritu Santo intercediendo por nosotros aquí.
Ahora veamos ¿Cuál es la principal razón de la intercesión del Espíritu Santo por nosotros? Según este versículo son dos, 1) nos ayuda en nuestras debilidades y 2) no sabemos como orar.
1. Nuestras debilidades. Veamos lo siguiente, si Cristo hace una intercesión eficaz delante de Dios, es porque fue uno como nosotros y además vivió lo que nosotros, la intercesión del Espíritu es también poderosa porque Él nos engendró.
El evangelio según San Juan capítulo 3 está lleno de textos que nos dicen que hemos nacido de nuevo por el Espíritu Santo, es decir fuimos engendrados por Él.
¿Qué significa esto? Que el Espíritu Santo en este momento ocupa el rol simbólico de una madre para el creyente, y cual niño recién nacido nos cuida nos alimenta y nos ayuda a crecer hasta llevarnos a la madurez y presentarnos a Dios el Padre como una novia digna para su Hijo.
Por eso el Espíritu Santo nos puede ayudar en nuestras debilidades, puesto que nos engendró y nos conoce perfectamente, y como una madre que se conduele de su hijo cuando este sufre, así el Espíritu sufre hasta el gemir por nosotros para que seamos fortalecidos.
2. No sabemos como orar. Lamentablemente esta es una realidad que enfrentamos a diario, no sabemos orar, escuche, no estoy diciendo que no sabemos hablar, digo que muchos no sabemos orar oraciones que agraden a Dios.
En nuestras iglesias tenemos gente muy preparada para componer hermosas disertaciones llenas de pensamientos profundos, pero nada de eso impresiona a nuestro Dios. por eso necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, porque si hay alguien que conoce qué le agrada y que no le agrada a Dios ese es el Espíritu Santo.
Veamos lo que dice: 1Co 2:11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Yo no sé pedir lo que conviene, pero si sé quien lo sabe, el Espíritu Santo que me ha sido dado para interceder por mí cuando mi boca esté orando oraciones vacías y carentes de contenido.
Los que somos padres sabemos que cuando nuestros hijos son pequeños, no es fácil comunicarse con ellos, es todo un arte poder interpretar lo que tratan de decirnos cuando apenas están aprendiendo a hablar, sin embargo, eso no es un gran problema para las madres, ¿por qué? por que ellas siempre saben lo que sus pequeños tratan de decir.
De la misma manera sucede con la oración, muchas veces no sabemos como orar, o lo que hay que decir correctamente en oración, cuando este es el caso, entonces el Espíritu Santo interviene, por que si nosotros no sabemos como decir las cosas, Él sí, por que conoce bien el corazón de Dios el Padre.
Este rol del Espíritu Santo no es algo irrelevante, es un rol muy importante en favor de la iglesia, se lo explico.
Cuando usted se arrodilla a orar, lo que realmente está haciendo, es pidiendo una audiencia con la persona más importante no sólo de este mundo, ni de este universo, sino de todos los universos visibles e invisibles, es decir, el Dios creador de todas las cosas, y eso lo convierte en la persona más importante con la que usted haya podido estar. Por eso para hablar con Él se requiere de que usted esté preparado para decir las cosas como corresponden.
Veamos un ejemplo de la vida natural, cuando un ciudadano de un país donde existe una monarquía, tiene el privilegio de hablar con el Rey o con la Reina, antes de su entrevista con la realeza, recibe cierto entrenamiento en cuanto a lo que va a decir y cómo lo va a decir, a esto se le llama protocolo y sin el debido protocolo no puede ser atendido.
Esto es lo mismo que sucede cuando oramos, mucho de lo que decimos cuando oramos no es correcto e incluso una oración incorrecta nos puede hacer pecar delante de Dios, por eso es necesario la intercesión del Espíritu Santo en nuestra oración, por que ¿cómo hemos de pedir como conviene? no sabemos, pero el Espíritu si sabe y nos enseña, pero además nos guía correctamente para no pecar delante de Dios violando el protocolo.
Hay dos tipos de oraciones que no sólo no pueden ser respondidas, sino que además pueden afectar nuestra relación con Dios, la una es de naturaleza egocentrista, es decir, desea para sí lo que no es el deseo de Dios para sus hijos y la otra es la oración equivocada, esta es la oración que desconoce la Palabra porque no tiene fundamento bíblico, y como resultado hace oraciones equivocadas.
La oración es un arma poderosa que Dios nos dio para emplearla en la guerra espiritual, pero que al igual que cualquier arma requiere de cierto adiestramiento antes de usarse por que caso contrario podemos herirnos con ella, por eso el Espíritu Santo nos debe guiar en oración, para que no sólo seamos eficaces a la hora de orar sino además, no nos hagamos daño ofendiendo a Dios con nuestras palabras.
Autor: Alfredo Campoverde
Escrito para www.destellodesugloria.org