Te he hecho mi hijo, no mi mascota
tres cosas que necesitas para cambiar tus perspectivas
Un milagro:
Cada día necesitamos buscar eso. A Dios le encanta que le digamos que ¡¡vamos a abrir el Mar Rojo!!
Jesús le dijo a sus discípulos: “pasemos al otro lado”, se levanta una tormenta, y Jesús le dice a la tormenta: “calla, enmudece”, los discípulos tenían que aprender que vivían y viajaban con un Dios que hace milagros. Cuando llegan al otro lado se encuentran con un endemoniado. El endemoniado de Gadara era un loco, que vivía en las cavernas. Lo ataban pero rompía las cadenas, vivía en los sepulcros, desnudo, la gente de la ciudad le tenía temor. Un día, el gadareno se encontró con alguien más poderoso llamado Jesús de Nazaret.
¿Por qué Jesús le pregunta “¿cómo te llamas?” si le podía haber dicho: “Vete demonio”, le preguntó para que sepamos que dentro de ese hombre había cinco mil demonios.
Si hay tanto lugar para lo malo dentro de alguien, cuánto más lugar habrá para lo bueno, para que Dios nos llene de miles de bendiciones.
Jesús envió a los demonios a los cerdos porque eso era lo que los demonios iban a hacer con aquel hombre. “¿Por qué vienes antes de tiempo?” le preguntaron los demonios al Señor. ¿De qué tiempo hablaban? Del tiempo que lo iban a matar, Jesús vino para cancelar los planes que había sobre tu vida y la mía. Solo con el milagro no nos quedamos, porque nos quedaríamos por la mitad. Necesitas también una revelación para que miles de problemas se vayan delante de tus ojos.
Revelación:
Buscar milagros te da gozo pero no te hace madurar, por eso hay que buscar la revelación. José está con los presos, y faraón tiene sueños que no lo dejan dormir, el milagro empezó cuando José estaba en la cárcel.
Y les preguntó a los presos: “¿Cómo están?” ¡A partir de ahí empezó su liberación! (ellos le hablaron de sus sueños), eso fue una revelación: “¿Cómo están?”: Dios te va a dar una frase, una palabra cargada del poder de Dios para llevarte al palacio.
Experiencia:
El milagro trae gozo, la revelación sabiduría. Pero también hay que experimentar la presencia de Dios para estar completo. El gadareno se quedó sentado en su sano juicio y bien vestido, ¿de dónde sacaron los vestidos para que se cubriera de su desnudez? Los apóstoles los trajeron porque Jesús ya lo había mandado antes que los preparasen. Luego el hombre contó a muchos lo que Jesús había hecho con él, le cumplió el sueño a Dios.
Yo sigo a un Dios que vence las tinieblas, que es poderoso para librar a cualquier loco, cualquier endemoniado, cualquier depresivo, y cambiarlo para Su Reino. Tienes que saber a quién sigues. Sigues a alguien que enfrentó al endemoniado, que lo vistió, que lo sanó, que lo restauró, y que le hizo ser el Señor de su vida.
Pablo decía: “Yo sé a quién he creído, y sé que él es poderoso” Él nunca se va a esconder de tus tinieblas, él se va a parar delante del demonio y le va a decir: ¡¡Fuera!! Cuando Jesús estaba en la barca y vino la tormenta, él se levantó y dijo: “calla y enmudece”. Entonces tienes que decir: “Tengo autoridad para callar mi tormenta”. Hoy tienes que ponerte de pie y enmudecer tu tormenta porque la única voz que está dentro de ti es la voz de Jesús de Nazaret. Por eso tienes que tener claro a quien sigues. ¡Estás siguiendo al Rey de la Gloria!
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org