No Abras tu Corazón a Cualquiera
Hay una historia en la Biblia que muchos ya conocen, pero de la cual siempre vamos a ser advertidos por Dios para no cometer el peor error de nuestra vida, que es abrirle el corazón a la persona equivocada.
Hubo una pareja de esas en donde la mujer tenía sometido al hombre, él era como “su peluche”, ella hacía con él lo que quería. Este hombre, no era cualquier hombre. Había sido elegido por Dios para librar al pueblo de Israel de la mano de un pueblo enemigo conocido como los filisteos. Él tenía una misión muy importante que llevar a cabo, de la cual dependía toda su gente. Porque su pueblo había estado sometido por cuarenta años a los filisteos. De acuerdo al actuar de Sansón el pueblo se enriquecería o se empobrecería. Sansón era un hombre que se desenfocaba muy fácilmente del propósito por el cual él había nacido. Y siempre “se enganchaba” con algo que siempre le complicaba la vida, para luego “desengancharse” utilizando la fuerza física, porque él era un hombre muy fuerte. Pero hubo un día, que quedó “atrapado” y de esta situación no pudo salir más.
Sansón había recibido de parte de Dios una capacidad física sobrenatural, era nazareo o sea él había sido consagrado a Dios desde que era un bebé, y no podía pasar navaja sobre su cabeza. Su pelo era como un símbolo de su fuerza, pero también representaba el voto de comunión que él tendría con Dios de por vida.
El diablo utiliza diferentes formas para sacarnos del propósito de Dios, en este caso utilizó a una mujer que le dijo: “Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado”, o sea ella descaradamente le pedía que él descubriera el secreto más grande de su vida, y es sorprendente su crueldad al decirle: “y cómo podrás ser atado”.
Es importante entender que cuando se cierra nuestro espíritu a la voz de Dios, se abre inmediatamente nuestra alma a la voz del diablo. Y empezamos a dialogar con él, y nos empieza a poner una venda tras la otra, hasta lograr atarnos a sus designios. Sansón empieza a jugar, a bromear con ella; y le contesta cualquier cosa, pensando que todo va a terminar como empezó, como un juego.
“Y aconteció que presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia y le descubrió, pues, todo su corazón”.
Llegó un momento que Sansón no pudo más. Satanás, nos bombardea constantemente con sus mentiras, para que le respondamos y terminemos rindiéndonos a él. Sansón había perdido su comunión con Dios, por eso su alma lo pudo gobernar y literalmente ya no le importaba nada. Ni su propósito, ni su vida, ni sus padres, ni su pueblo, ni nada.
Cuando le descubrió todo su corazón, entonces hizo de Dalila su dios, porque a la única persona que le debemos abrir el corazón completamente es al Señor. Y si lo hacemos con cualquier otro, entonces estamos dándole a esa persona toda la autoridad sobre nuestra vida, la convertimos en nuestro dios. La Biblia dice claramente: “Dame hijo mío tu corazón”. Nuestro corazón es sólo de Él.
Tenemos que tener mucho cuidado, en qué tipo de vínculos hacemos con la gente. Pues los vínculos pueden ser del alma o del espíritu. Los vínculos del alma son intensos y cuando se rompen traen dolor, son vínculos de poca duración. Son los que tenemos con ciertos amigos, con nuestra familia, con nuestra pareja, con los cuales compartimos muchas cosas, pero cuando hay un desacuerdo, o empiezan los problemas, esa relación se rompe y se termina.
En la historia de Sansón dice claramente: “su alma fue reducida a mortal angustia”, porque él hizo ese tipo de vínculos con Dalila. Y todo terminó mal.
La Biblia revela que Satanás es como “un león que ruge” o como una “serpiente que entra en el huerto”. Este último es el tipo de Dalila. Son personas que aparecen como buenas y van a tratar de ganar tu confianza porque saben que la puerta de entrada para manipularte y destruirte es ganando tu corazón; van a entrar con todo el tiempo del mundo y van a usar todos los recursos para enlazarte y luego destruirte, tal como Dalila lo hizo con Sansón.
Todo lo que el diablo necesita es que le creas a una mentira solamente, porque luego que le creas vas a funcionar con esa mentira, y esa mentira te va a hacer vivir una vida de derrota. Al diablo le alcanza con una sola creencia mentirosa suya, que la creas y funciones como si fuese verdad.
Sansón una vez que le confesó el secreto a la mujer dijo: “Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él”.
A veces pensamos que de alguna manera vamos a poder zafar del lío en que nos hemos metido, porque quizás el método que usábamos nos venía funcionando. Sansón Jugó con su futuro, con su propósito porque se había desenfocado totalmente y lo que es peor, la Unción del Espíritu Santo ya no estaba sobre él, la volvió a recuperar antes de morir, pero qué pena, pudiendo haber disfrutado en vida, de la frescura de una relación abierta y profunda con el Señor; se perdió los mejores tiempos de su vida, por haber abierto su corazón a la persona equivocada.
Por eso el Señor hoy te dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”.
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org