Todo lo que hagas, hazlo para el Señor y no para los hombres.
Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.
Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios.
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;
el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente. 1 Pedro 2:18-23
En todo hay una autoridad, en un trabajo, en la escuela, en el hogar y en la Iglesia no es la excepción. Los servidores de Dios en el cuerpo de Cristo, todos cumplimos tareas diferentes, y así también todas las personas somos diferentes, con sus personalidades y temperamentos, unos buenos, otros difíciles de soportar como dice su palabra.
Creo que todos en algún momento hemos tenido jefes, lideres o pastores con los cuales no se logra estar de acuerdo, pero ya Dios lo sabía por eso no dejo en este pasaje, que a causa de todo padecimientos, injusticias o desacuerdos con las autoridades tanto seculares como de la Iglesia, debemos sujetarnos. Siendo respetuosos, amables, siervos humildes y mansos, sabiendo que le servimos a Cristo y no a los hombres.
Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; Efesios 6:5-6
Podemos ver como en el trabajo y aun más en la Iglesia, debemos dar testimonio de obediencia a nuestros jefes o autoridades, cumpliendo con nuestro trabajo honradamente, con amor y con excelencia; de corazón sujetándonos en humildad.
Ya que muchas veces, cometemos el ERROR, de faltarles el respeto a nuestro superior, y eso no está en el orden de Dios. Claro está que debemos obedecerlos siempre y cuando sea la voluntad de Dios, y no vaya en su contra. Pero Dios nos deja que no sirvamos a los hombres, que aun así a nuestros jefes buenos o no tan buenos, porque debe predominar la humildad, y cuando haya criticas o suframos a causa de una autoridad, jefe o líder, vayamos confiados a orar, allí podemos elevar una oración, pidiéndole a nuestro Padre, que cambie actitudes y corazones duros, y hacerlo todo como sirviéndole a Él.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3: 23-24
Que lastima q muchas veces las personas se desaniman, por sus superiores, que difícil es querer volar, pero que estés liderada por mediocridad, que duro es crecer solo, pero con todo esto, crecemos con el mejor maestro a nuestro lado El Padre, El Hijo Y El Espíritu Santo.
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. Romanos 13:1
Autora: Kari Gazo
Escrito para www.destellodesugloria.org