Es mi Delicia
Muchos de nosotros tenemos la bendición y la oportunidad de poder congregarnos para alabar a Dios y aprender más de su palabra, pero muchos no valoran eso, en algunos países no tienen esa dicha, porque no les permiten hacer cultos para Dios. Qué triste ver personas que no valoran eso, gente que se conforma con ir solo los domingos a la Iglesia.
Hay una historia que en un país no permitían hablar del evangelio, pero un día eso se termino, y al fin, pudo entrar el evangelio, y cuando una señora recibió una biblia en sus manos, LLORABA! Si, lloraba de felicidad, porque decía que por años había deseado una.
Sin duda alguna hay personas que desean alabar a Dios, saber más del, y por una u otra razón no pueden, y las que pueden se aburren, hace poco una gran mujer partió con el Señor, pero antes, ella deseo tomar la Santa Cena en su casa, ya que por una enfermedad ya no pudo ir mas a la iglesia, pero gran lección nos da eso, al saber que muchos de nosotros estamos sanos, y ni con todo eso, queremos a veces asistir a la iglesia, y preferimos quedarnos viendo televisión; y esta mujer que estaba en su cama, con todo eso se alegraba en Dios y deseaba tomar su cena.
Te invito a que valores esa oportunidad que tienes de estar en la casa de Dios los días que hay servicio, y no estoy diciendo que con esto es suficiente, claro que no, porque solo es un refuerzo de tu relación intima con Dios, porque los días son malos, y no pierdas de las bendiciones que Dios te quiera dar solo porque tú no te dispones a recibir de su gracia.
Que sea tu Delicia gozarte en su presencia, en su palabra, en la alabanza y en su casa.
Salmo 84
¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!
Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
Aun el gorrión halla casa,
Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos,
Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos,
Rey mío, y Dios mío.
Bienaventurados los que habitan en tu casa;
Perpetuamente te alabarán.
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
En cuyo corazón están tus caminos.
Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente,
Cuando la lluvia llena los estanques.
Irán de poder en poder;
Verán a Dios en Sion.
Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración;
Escucha, oh Dios de Jacob.
Mira, oh Dios, escudo nuestro,
Y pon los ojos en el rostro de tu ungido.
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de maldad.
Porque sol y escudo es Jehová Dios;
Gracia y gloria dará Jehová.
No quitará el bien a los que andan en integridad.
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía.
Autora: Kari Gazo
Escrito para www.destellodesugloria.org
