Un Destellito en las manos de Dios
De todas las filas había una que era atendida más rápidamente que las demás. Había un letrero puesto en un pedestal, ubicado al comienzo que decía “Exclusivo para clientes”, lo que explicaba el deferente interés hacia esas personas, las otras, que no eran clientes del Banco, debían soportar largo tiempo para ser atendidas, llamando la atención de Destellito, quién como siempre tomó su Biblia para leer:
El Banco.-
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan, sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Mateo 6:19,20.
Las puertas del Banco estaban siempre abiertas para sus clientes, comenzó diciendo Destellito. Tenían plenos derechos por el solo hecho de pertenecer a la nómina de clientes. Los que no eran clientes no podían participar de los beneficios ofrecidos por el Banco.
Jesús señala que conviene utilizar el Banco del cielo porque los beneficios son enormes, sin embargo, no es para todas las personas, sino que para los clientes exclusivos que son los hijos y las hijas de Dios. Y ofrece una garantía a los depósitos que se pueden realizar en el Banco de Dios, ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. En otras palabras, dijo Destellito, tanto los depósitos como los giros, están absolutamente asegurados. Le llamo a depositar los buenos tesoros que posee, y a retirar de ellos cuando tenga necesidad de hacerlo. El Agente del Banco del cielo se llama Jesucristo, el Señor.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para www.destellodesugloria.org