CON VOLUNTAD DE VIVIR
(San Marcos 10:48)
El otro día me encontraba en la oficina de mi médico y resulta ser que ahora hay que llenar una hoja donde cada persona escoge unas opciones y declara qué se debe hacer con ella en caso de que tengas un accidente o estés en una situación entre la vida y la muerte.
Escuché a una señora comentar: “pese a todo lo que he pasado y mira que he tenido que luchar, siempre digo que con voluntad de vivir”. Fue entonces que pensé que la voluntad implica el deseo, la decisión y la acción de querer o no hacer algo. Meditando tranquilamente, pensé en el ciego Bartimeo. Porque personalmente, considero que este hombre tenía muchos deseos de vivir. Que estaba cansado de no ver y de tener que mendigar para comer y subsistir. Creo también que estaba harto de pedir y de tener que esperar a que alguien se apiadara y tuviera misericordia de él.
Por eso, no desaprovechó el momento y cuando escuchó que Jesús nazareno pasaba cerca de él, ni corto, ni perezoso, escogió la mejor opción… ¡Gritar como un loco para que Jesús lo escuchara! Se aferró a la esperanza y a la fe de que él podía tener un futuro y una vida mejor. Y como él sabía que el único que podía hacer un milagro en su vida era Jesús, ignoró a los que le decían que se callara. Más aún, gritó con todas las fuerzas de su corazón, como si de eso dependiera toda su vida.
Su voluntad provocó que Jesús lo escuchara, se detuviera y lo mandara a llamar. Jesús no lo rechazó ni lo reprendió. Jesús le preguntó: “¿qué quieres que te haga?” Y él muy decidido respondió: “Maestro, que recobre la vista”. (Lo que implica que Bartimeo había perdido su vista, no era ciego de nacimiento). Fue tal la fe que Jesús observó en Bartimeo que le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. Y registra la Biblia que enseguida recibió la vista. Dos milagros recibió Bartimeo debido a su fe, voluntad y determinación: LA SALVACIÓN DE SU ALMA Y RECUPERÓ LA VISIÓN QUE TANTO AÑORABA.
Escoge siempre vivir, decide luchar aún cuando parezca que tus sueños caen rotos al suelo. Aún cuando postrado en cama o adolorido por la enfermedad, quisieras desfallecer. Decide elevarte sobre el dolor y las tormentas. Nada como el pato en el agua, que afuera uno lo ve tranquilo, pero abajo del agua, en lo que nadie ve, el mueve sus patitas como loco para mantenerse flotando.
La voluntad y la perseverancia pueden lograr grandes resultados. ¡NO TEMAS, DIOS ESTÁ AHÍ CONTIGO! Él está cerca de ti, escuchándote, amándote, cuidándote y dándote la fortaleza para que puedas resistir cualquier prueba que la vida te presente, no importa cuán fuerte sea.
Recuerda que Dios guarda en completa paz a aquellos cuyo pensamiento en él perseveran porque en él han confiado.
¡QUÉ TU VOLUNTAD TRANSCIENDA LA MÁS FUERTE TEMPESTAD!
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com y www.devocionaldiario.com