Un Destellito en las manos de Dios
La intención de cruzar fue para llegar a un gigantesco parque, muy hermoso, de extensas áreas verdes, y lugares adaptados para el juego de los niños, y para el relajo de las personas jóvenes y adultas que llegaban hasta ese lugar. Era evidente que el parque estaba bien cuidado por las personas encargadas.
El Charco.-
Producto del riego constante, en un sector del parque se había formado un charco de agua, y como no tenía drenaje el agua quedó allí por varios días. Destellito se dio cuenta que al no haber filtro que la hiciera correr, el agua se tornó hedionda, y se produjo el surgimiento de insectos molestos como zancudos por ejemplo.
Destellito se quedó pensativo, y como se le ocurrió algo interesante, se dirigió a un banco y se sentó, para luego tomar su Biblia y buscar el pasaje que se encuentra en Juan 7:38, y que expresa:
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Son incontables las personas que en su ser interior llevan un charco de aguas detenidas, que sólo han aportado dolores, miserias, enfermedades, y una diversidad de circunstancias negativas, al tal extremo, que muchas de ellas ni siquiera fueron capaces de soportarlas y determinaron acabar con sus vidas. ¡Oh, Señor, si hubieran creído en ti, todavía estarían con los suyos! exclamó Destellito.
Jesús ha asegurado que todo aquél que crea en Él, tendrá como primera consecuencia, el término definitivo del charco de aguas nauseabundas de su vida, haciendo que interiormente comiencen a correr ríos de agua viva que le darán verdadero sentido a su vida.
Es tiempo que se deshaga del charco. Acérquese a Jesucristo, crea en Él, y permita que fluya en su interior el agua viva que le está ofreciendo, concluyó de decir Destellito.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para: www.destellodesugloria.org