A veces hay que hacer lo que se tiene que hacer.
Un día de la semana que recién pasó, estaba precisamente en medio de este berrinche infantil cuando llega a mí el siguiente comentario: “Los campeones hacen cosas que detestan para lograr cosas que desean” y desde ahí nace la inspiración de este escrito.
¿Sabes quién se me viene a la mente cuando leo lo anterior? Creo que sí lo sabes. Sí. Es ÉL. Es Jesús. Si hay un campeón en este mundo, ese es Jesús, sin ninguna duda. Jesús fue un campeón desde que nació, le ganó al temor de María y de José, le ganó a la instrucción de que todos los bebés debían morir, le ganó al establo en donde nació, le ganó a Satanás cuando lo tentó en el desierto, le ganó a las tradiciones, le ganó a la religión, le ganó a las calumnias…¡le ganó a la muerte! ¿Y cuál fue su costo? Tú y yo lo sabemos: la muerte. Jesús tuvo que morir para ser un campeón de campeones, él tuvo que hacer algo que no era de su agrado, como morir (y el sudar sangre lo refleja), logar para lo que deseaba: salvar a la humanidad.
Después de esto, para mí no queda ninguna duda. Muchas veces tendremos que hacer cosas que no queremos para lograr acercarnos a aquellas cosas que anhela nuestro corazón. Algunos lo llaman “costo de oportunidad”, yo prefiero llamarlo “entrega”, porque me acerca a lo que Jesús hizo por mí y por ti.
Tal vez tú no vayas a salvar a la humanidad, y tal vez lo que detestas no sea algo tan intolerable, sólo un poco incómodo…pero ya ves, a veces tenemos que hacer lo que tenemos que hacer, para poder ver lo queremos ver.
La próxima vez que quieras hacer una de esas pataletas como las que yo suelo hacer, piénsalo mejor. Si estás en medio de una actividad que no te gusta, alégrate, porque eso quiere decir que estás acercándote a lo que SÍ quieres hacer y que llenará de dicha tu corazón. No desprecies el camino que te lleva a tus “quiero” porque ese es el que te equipa de los necesario para disfrutar cuando estés ahí, sólo tú sabrás lo que costó, por lo tanto, estarás en condiciones de valorarlo y aprovecharlo. Te sentirás un campeón al mirar atrás y podrás sentarte a disfrutar con el campeón de campeones, con Jesús que te acompaña para sostener juntos la copa de tu triunfo.
Autora: Poly Toro
Escrito para www.destellodesugloria.org