VIVIR BAJO EL MILAGRO DE DIOS
Dice la biblia: Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Mateo 14:30-31(VRV’60)
Dios es sobrenatural. Dios dio dones a los hombres para la tarea que les encomendó, pero el miedo nos paraliza, la mayoría de las veces. Podemos obrar muchos milagros, evangelizar multitudes, profetizar, etc. Pero, para vivir en lo sobrenatural, el Señor necesita “cortar” lo que esta demás.
Hay una historia que ilustra este principio, y está en 1 Reyes 17:3: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. (VRV)
A entender; el profeta había estado un corto tiempo en público y, guiado por el Espíritu de Dios suelta sentencia sobre aquella región, a causa del pecado del rey y su consorte. El pecado cierra los cielos.
Para ser una persona que camina en lo sobrenatural de Dios, nuestra vida en privado con el Señor debe superar con creces la vida en público.
Había cuatro escuelas de profetas en aquel tiempo; Elías era de la escuela de Bet-él(casa de Dios)se los conocía como “los que miran el rostro de Dios”; la expresión “en cuya presencia estoy” (1Reyes 17:1) significa estoy mirando el rostro de Dios y profetizo. Mirar el rostro del Señor, escuchar lo que quiere que hablemos y que hagamos, obedecerle en todo, tener una vida santificada pero, es necesario ser quebrantados; para un mayor peso de gloria.
Querit significa “cortar hasta quedar la medida correcta” lo cual nos habla a las claras de que Dios nos quiere cercenar, quitando todo lo que está demás. La humanidad debe ser doblegada para vivir en lo sobrenatural. En la escuela del Señor, para poder obrar milagros a gran escala, es necesario entrar en “Querit”.
Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.1 Reyes 19:4 (VRV) Esta no es la actitud ni la expresión correcta de un hombre de Dios. Pero el carácter del profeta es irse de un extremo a otro; un día puede hacer descender fuego del cielo y al otro está tan amargado que cree que Dios se equivocó con él, es de hacer locuras, es de hacer cosas muy poco entendibles para la razón, y todo, para que Dios se glorifique. Lo cierto es que el profeta huyó porque tenía miedo. Un hombre con la experiencia de Elías, que había visto lo que el Señor había hecho a través de su vida, cómo se había glorificado permitiendo la vergüenza de los falsos adoradores y la conversión al Señor de toda una nación en un solo día (en el capítulo 18 del mismo libro); ahora estaba huyendo por la amenaza de una mujer; Jezabel. Tuvo miedo. Desde donde estaba hasta donde huyó había solo quince kilómetros; todo desierto. Nadie que escapa por su vida se aleja solo quince kilómetros de distancia. Tuvo miedo.
Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. 1Reyes 19:4 (VRV)
En el desierto no crece absolutamente nada, porque es desierto. Mucho menos un enebro; el enebro es un arbusto de la familia del ciprés, es de muchas ramas muy abiertas. Lo cierto es que Elías estaba tan enojado, tan amargado, con tanto miedo que no pudo darse cuenta que estaba bajo el milagro de Dios. ¿No sucede también con nosotros? ¿Que nos quejamos en el desierto y a causa de eso no podemos ver que estamos viviendo bajo el milagro de Dios?
Dios es bueno y sabe hacer las cosas. Cuantas veces somos metidos en querit para ser “cortados” de tal manera que quedemos en la medida justa y estar preparados para obrar milagros sobrenaturales como los que obró Elías.
Ya no se ven hombres de la talla de Elías. Son escasos. Pero el Dios de Elías sigue siendo el mismo, Él no cambia, su carácter sigue siendo el mismo, por lo tanto hay esperanza, cielo y tierra pasan más su palabra no. Y esa es nuestra esperanza; que soplan vientos de cambio…
Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.
2 Crónicas 20:20b (VRV)
Autor: Gustavo J. Iriart
Escrito para www.destellodesugloria.org