Temas y Devocionales Cristianos

Salí de la Zona de Comodidad

Salí de la Zona de Comodidad

El único cambio que tenemos que hacer es crecer. Todo cambio es parte de la vida, es inevitable, por lo que debemos ser flexibles frente a ellos. Un pequeño cambio que hagas, traerá otros más grandes, porque al hacerlo estarás liberando todo el potencial que está oculto en tu interior. Cada uno de ellos influirá en todo tu sistema de vida y de creencias, y activará los demás cambios que necesitarás poner en marcha para crecer y progresar en todas las áreas de tu vida.

Hubo una mujer llamada Rut que se había casado con un hombre judío, ella era de un pueblo llamado Moab. Pero después de diez años  de estar casados,  quedó viuda, pero no sólo, eso sino que su suegra había quedado viuda algunos años atrás, y su único cuñado también había muerto. O sea quedaron viudas  Rut, la mujer del cuñado que se llamaba Orfa y su suegra Noemí. Estas tres mujeres, tenían que VOLVER A EMPEZAR,  tenían que tomar decisiones urgentes, qué es lo que harían de ahora en adelante con sus vidas. Noemí, la suegra de Rut, se volvería a su tierra natal que era Belén, Orfa volvería a su país Moab. Pero Rut decidió irse con su suegra a Belén, ella optó por cambiar de cultura, de religión, dejando toda su familia y amistades de aquel lugar.

Eso es lo que se llama un cambio drástico, a pesar de que la suegra  le insistió en que no la siguiera, Rut estaba determinada a abrazar todo lo nuevo que le esperaba. Empezó a transitar un nuevo camino, donde le esperaban luchas, pero también oportunidades. La comodidad y el conformismo son enemigos de los cambios y de los sueños. Sólo la gente que sabe quebrar la comodidad, que está dispuesta a ir por más, la que corre riesgos, la que pide,  la que pelea por su sueño, es la gente apasionada que a pesar de los obstáculos seguirá adelante. Así era Rut, una mujer apasionada que sabía que su propósito en la vida continuaría a pesar de la pérdida de su marido. Y así fue, que llegaron a Belén con su suegra, al comienzo de la  siega de la cebada, a principios de Abril. Y Rut le pidió a su suegra que la dejase ir a espigar al campo donde la recibieran con benevolencia. Acá se produce el primer cambio en su vida:

Tiene que empezar a trabajar para sustentarse ella y su suegra: el trabajo no era nada prometedor, ser una espigadora con los demás pobres era una tarea humillante, pero Rut no le temía al trabajo de modo que espigó desde la mañana muy temprano hasta la nochecita. Después  de aventar el grano de los tallos, llenaba su manto con la cebada y regresaba al hogar.

Rut no tenía ni idea de a quién le pertenecía la tierra hasta que, después se enteró que era de un tal Booz, un rico propietario de tierras, que era un hombre sabio y generoso, influyente y altamente respetado en su comunidad. Cuando Booz se dirigió a sus acres de tierra para ver cómo iba la cosecha, vio a Rut entre sus segadores. Le habló con amabilidad y la invitó a que espigase en sus campos durante la cosecha.

Hay mujeres que nunca trabajaron y hoy se encuentran con la necesidad de hacerlo. Bueno, a través del ejemplo de Rut podemos ver que Dios está dispuesto a bendecirte, sólo tenés que mostrar solicitud y disposición a esa tarea que te asignaron. Recordando siempre que no será la primera y la única tarea que te tocará hacer; porque si ponés tu confianza en Dios, siendo diligente en todo; él te irá llevando de un cambio a otro y avanzarás y serás promocionada.

Tiene que  aprender a comunicarse para conocer gente nueva:

Ella sorprendida le dijo: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera? Y le respondió Booz diciéndole: “He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes. Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte”.

Booz la invitó a comer junto con los demás segadores. Él le dio tanto, que después de satisfacer su apetito aún le sobró. Luego se levantó para volver al trabajo, y Booz les ordenó a sus criados que le permitieran recoger también espigas entre las gavillas y que no la avergonzaran por ello. Y más aún, que dejaran caer algo de los manojos para que ella los recogiera. Rut cuando desgranó lo que había recogido, era suficiente para abastecerla a ella y a Noemí por cinco días. Noemí reconoció que la inesperada gran cantidad de grano se debía a un favor especial. Y ahí se enteró que se trataba de Booz y dijo: “Nuestro pariente es aquel varón y uno de los que puede redimirnos”: o sea a quien le tocaba la responsabilidad de protegerlas, comprar su tierra y casarse con la viuda.

Este es uno de los beneficios que nos traen los cambios que hacemos. Al principio parece difícil, pero cuando damos pasos de fe y nos atrevemos a  arriesgarnos por algo nuevo, Dios realmente nos sorprende. Y lo primero que nos da es GRACIA delante de los hombres, después se reconoce EL TESTIMONIO, porque Dios te va a dar testimonio que es la prueba superada. Todas las pruebas que hoy estás pasando, serán cambiadas en una experiencia de victoria.

Tiene que estar lista para recibir la bendición completa:

A partir de ese momento TODO CAMBIÓ PARA RUT, Noemí que estaba encantada con las atenciones de Booz hacia Rut, planeaba un futuro brillante para ella y le dice a Rut lo que tiene que hacer y decir para llamar la atención de Booz, quien siempre había visto a Rut con los ropajes toscos de trabajo, pero ahora era preciso que la contemplase debidamente vestida, con su dulce belleza y su fragancia y además tenía que ir por la noche y descubrirles los pies al hombre y acostarse allí. Por raras que nos parezcan estas instrucciones, no había en ellas nada impropio, según la sencillez de las costumbres rurales de Belén. Este era el método de recordarle a Booz el deber que le correspondía como pariente de su finado marido. Al rato él se despierta y le pregunta: “¿quién eres?”, ella le contesta: “Yo soy Rut tu sierva extiende el borde de tu capa sobre tu sierva por cuanto eres pariente cercano”. En Oriente extender el manto significa  una promesa de que se casaría con ella. Rut dio a entender aquella noche que deseaba a Booz como su esposo, quien le había dado evidencia de estar dispuesto a cumplir las responsabilidades de pariente-redentor. La actitud de Rut estaba en conformidad con la ley que requería de la iniciativa de la viuda en la búsqueda del matrimonio.

Booz le dijo: “Bendita seas tú de Jehová hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de jóvenes, sean pobres o ricos”: La primera bondad de Rut fue el acto de consideración hacia su suegra. Su postrera bondad fue su deseo de casarse con Booz; quien evidentemente pertenecía a la generación de su suegro Elimelec, en vez de hacerlo con uno de los jóvenes. El arreglo deseado se complicaba por el hecho de que Booz no era el pariente más cercano de Elimelec.  Pero gracias a Dios este pariente más cercano no quiso redimirla para no dañar su propia heredad.

Esta bella historia termina por supuesto en un matrimonio muy bendecido. Y todo empezó porque una mujer valiente decidió cambiar por completo el rumbo de su vida. Ambos tuvieron un hijo que se llamó Obed, que fue el abuelo del rey David, de cuya casa y linaje nació Cristo, el Redentor. De manera que Rut terminó emparentada con el “Hijo de David” que fue la Luz Verdadera de los gentiles y con todos los redimidos de todos los rincones de la tierra.

El propósito de la vida es vivirla, disfrutar de cada experiencia al extremo y sin miedo, y tener experiencias más nuevas y más enriquecedoras cada día. Únete a Dios, a tu Fuente, abrázate a Él  y llegarás a la cima. Cuando lo hagas, dormirás tranquila, porque sabrás que unida a Él nada pero nada te faltará.

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org