Los tres gigantes
Me hizo mucho sentido lo que se compartía desde el púlpito, porque precisamente creo que existen muchas barreras que impiden que el ser humano sea capaz de sentirse pleno, o de conseguir la autorrealización. Existen tres gigantes que debemos vencer para lograr dicha misión: el miedo, las dudas y las excusas.
Siempre hemos escuchado que el miedo paraliza, que no permite que realicemos proyectos o que cumplamos con metas que nos hemos propuesto. El miedo impide que conquistes aquello que ya es tuyo y no te permite gozar de lo que Dios prometió que te entregaría. El miedo es un enemigo por excelencia, porque trabaja profundamente y te corta las alas, te estanca e impide creer en lo imposible. Te amarra al pasado, a las historias que no funcionaron, a lo que no ocurrió y no quieres que vuelva a doler como te dolió la primera vez.
Por otra parte, está la duda. Ese pájaro carpintero que te tortura diariamente taladrando tu cabeza con frases que generalmente empiezan con las palabras “ Y si…”, acompañadas de una serie de pensamientos fatalistas, taquicardia y sudoración de manos que hacen aún más desagradable la experiencia. La duda te impide disfrutar tu presente, pensando siempre que puede venir algo espantoso, o bien, que lo que estás viviendo tampoco es tan bueno como esperabas. La duda opera en el presente, porque lo que quiere es impedirte disfrutar, impedirte que te conectes con el aquí y con el ahora.
Y en tercer lugar, pero no por eso menos torturantes, están las excusas. Las excusas te mantienen anclado al presente y evitando recordar el pasado. Las excusas anulan tu futuro, porque no te atreves a cambiar, porque no te atreves a hacer las cosas de otra manera, porque simplemente no quieres.
Con estos tres gigantes nos encontraremos a lo largo de toda nuestra vida, tarde o temprano deberemos enfrentar nuestros miedos, vencer nuestras dudas y superar nuestras excusas. Cuando sintamos que no somos capaces recordemos el modelo de Jesús, si bien Él no tuvo miedo, ni dudó ni utilizó excusas, Él se enfrentó a personas como tú y como yo que sí experimentaron esto. Ante el miedo de los discípulos en medio de la tormenta Él los calmó deteniendo la tormenta. Ante la duda de Tomás, Él fue y le permitió tocar las heridas de Sus manos y de Su costado. Ante las excusas de Adán cuando comió del fruto prohibido Él le hizo muchas preguntas para ayudarlo a resolver.
No importa el gigante al cual te enfrentes, no importa el momento por el cual estás atravesando, lo único que importa es que ante estos tres gigantes, Él siempre tiene la victoria para ti y para mí.
Autora: Poly Toro
Escrito para www.destellodesugloria.org