INTEGRIDAD
He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel,
Que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS. Mateo 1:18-25 (RV)
La firmeza de lo que creemos se mide por el grado de disposición que tengamos para sufrir por dichas creencias. José era un hombre con creencias definidas. Estuvo dispuesto a hacer lo bueno sin importarle el dolor que le causara. Sin embargo, José tenía otra característica: no solo hacía lo bueno, sino que intentaba hacerlo como se debía.
Cuando María le habló acerca de su embarazo, José sabía que no era el padre. Como conocía bien a María, al explicarle ella lo sucedido y ver la actitud que tenía hacia la criatura que iba a nacer, debe haberle sido difícil pensar que su novia había hecho algo indebido. Sin embargo, alguien era el padre de la criatura y le era difícil aceptar que ese «alguien» fuera Dios.
José decidió terminar con su compromiso, pero estaba decidido a hacerlo de manera que no trajera afrenta a María. Intentó actuar con justicia y con amor.
Pero Dios le envió un mensajero para confirmar lo que decía María y abrir un nuevo camino de obediencia para José: aceptar a María como su esposa. José obedeció a Dios, contrajo matrimonio con María y respetó su virginidad hasta que la criatura nació.
No sabemos por cuánto tiempo José vivió como padre terrenal de Jesús. Se le menciona por última vez cuando Jesús tenía doce años. Pero José entrenó a su hijo en el arte de la carpintería, se aseguró que tuviera una buena educación espiritual en Nazaret, y estuvo llevando a toda la familia en el viaje anual a Jerusalén para celebrar la Pascua, lo que Jesús continuó observando durante sus años de adulto.
José sabía que Jesús era una persona especial desde el momento en que oyó las palabras del ángel. Su creencia firme en ese hecho, y su apertura a las palabras de Dios, lo habilitaron para ser el padre terrenal de Jesús.
José enfrentó una decisión difícil al descubrir que María estaba embarazada. A pesar de estar consciente de que tomar a María como esposa podía ser humillante, eligió obedecer el mandato de Dios casándose con ella. Su acción reveló cuatro cualidades admirables: (1) principios inflexibles (1.19), (2) discreción y sensibilidad (1.19), (3) disponibilidad ante Dios, (1.24), y (4) autodisciplina (1.25).
Ningún ser humano puede comprender la magnitud de los planes de Dios, como así tampoco la inmensidad de su amor. La actitud de obediencia de José ante la autoridad de Dios permitió que la bendición le alcanzara hasta dejarlo perpetuado en la historia. Podemos decir de él, que fue un hombre con integridad.
Autor: Gustavo J. Iriart
Escrito para www.destellodesugloria.org