Regresa al lugar de tus promesas.
Hace cinco años había estado en la misma ciudad en un Congreso que organizaba mi Iglesia, en esa ocasión el escenario era muy distinto a mi escenario actual. Estaba recién ingresando a la Universidad después de haber experimentado lo que para mí era un fracaso académico al haberme retirado de otra carrera que había estudiado durante tres años. Mi decisión de entrar a Psicología había sido reciente y ya estaba matriculada, ese ere mi primer año de estudios y aún no conocía a mis compañeros, profesores, ni las asignaturas que iba a tener. Todo era incierto y yo tenía mucho temor de volver a equivocarme o de que la carrera se me hiciera muy difícil y me demorara más de cinco años en graduarme.
Dios sabía lo que a mí me pasaba, conocía mis miedos e incertidumbres y en una de las reuniones de los días del Congreso, habló tan fuerte a mi vida que nunca lo pude olvidar. Era como si me lo estuviera diciendo al oído, ahí Él me prometió que estaría conmigo, que nada me iba a faltar, que iba a conocer a gente maravillosa, que no se me iba a ser difícil el estudiar y que Él derramaría gracia sobre mí ante mis profesores y compañeros. Y durante todos mis años de carrera esto fue así, sin ser una de las más brillantes, Dios se encargó de que no reprobara asignaturas y de que obtuviera buenas calificaciones. Finalmente el 24 de enero del 2012 la GRAN promesa se cumplió y me titulé de Psicóloga.
Cuando tuve la posibilidad de viajar a Temuco no me podía perder la oportunidad de regresar al lugar donde Dios hizo sus grandes promesas. Estuve en la misma iglesia de hace 5 años atrás y cuando tuve la oportunidad de estar a solas con Dios, sólo podía llorar de gratitud diciéndole: “En el mismo lugar donde tú me lo prometiste hace 5 años, vengo hoy a darte las gracias”. Inmediatamente cuando pronuncié estas palabras se activaron mil y un recuerdos en mi mente, y empecé a repasar millones de otras promesas que Dios me ha dado que se han cumplido, se están cumpliendo y se van a cumplir. El simple hecho de trasladarme al momento exacto en que Dios habló a mi vida, hizo que recordara otras de Sus grandes apariciones.
Es necesario recordar las promesas de Dios, es necesario repasarlas una y otra vez con un corazón esperanzado. No importa cuánto tiempo haya pasado, no importa cuánto hayan cambiado las circunstancias, regresa al lugar de tus promesas, al lugar en que Dios te dijo que lo haría y se comprometió contigo.
Si hay algo maravilloso en Dios (entre todo lo maravilloso que Él ya es sólo por el hecho de SER DIOS), es que:
“Dios no es un hombre, por lo tanto no miente.
Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer.
¿Acaso alguna vez habló sin actuar?
¿Alguna vez prometió sin cumplir?”
Números 23:19 (NTV)
Lo maravilloso de nuestro Dios es que Él NO PROMETE SIN CUMPLIR. Muchas veces lo que ocurre es que nosotros somos los que olvidamos lo que Él nos prometió y no se lo recordamos o “reclamamos”.
Yo sé que tú tienes promesas de Dios para tu vida. Yo sé que hay muchas que en algún momento olvidaste porque te parecían imposibles. Recuérdalas TODAS y pídele a Dios que se hagan realidad porque Él te lo dijo, cuando éstas se cumplan y si tienes la posibilidad, regresa al lugar donde esa promesa se hizo y dale gracias a Dios por no haberse olvidado y haber estado atento.
Regresa al lugar de tus promesas y Dios seguirá dándote más para desafiar y sostener tu vida. Te deseo mucho éxito. Nos encontramos en el próximo lugar de nuestras promesas cumplidas…
Autora: Poly Toro
Escrito para www.destellodesugloria.org