Un Destellito En Las Manos De Dios
Un joven, que era discípulo de un filósofo además de sabio, llegó a su casa para decirle,—Maestro, uno de tus amigos habló cosas malas de ti, y creo que debes….—Espera un momento…antes que me cuentes, ¿hiciste pasar lo que sabes por las tres rejas?. —¿Las tres rejas? ¿Cuáles son?.
—La primera de ellas es la verdad. ¿Estás seguro que lo que vas a decirme es cierto?. — En realidad no, lo oí de algunos vecinos, contestó el muchacho. Pienso que se te ocurrió hacerlo pasar por la segunda reja, que es la bondad. Lo que quieres decirme, ¿es bueno para alguna persona?, preguntó el sabio. —No, no es bueno para nadie.
—Qué tal si hiciste pasar el comentario por la tercera reja, la de la necesidad, ¿lo hiciste?.—En verdad no, maestro.
—¿Es necesario, entonces, que sepa los que quieres decirme?, preguntó el sabio.
—Ciertamente no, dijo el joven.
—Pues bien, hijo, si no es verdadero, ni bondadoso, y tampoco es necesario, ¡olvidémoslo!. Destellito, concluida la historia, abrió la Escritura para compartir una enseñanza.
Las Tres Rejas
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8.
Resulta evidente, indica Destellito, que los valores morales de la Santa Biblia, son superiores a los de la historia, pero que es perfectamente utilizable. En la mente está la conciencia y “si esta no nos acusa, en paz estamos con Dios”. Antes de Cristo Jesús los hijos y las hijas de Dios Creador, vivían bajo una ley creada por los hombres y que la interpretaba mediante sus razonamientos, acusándoles la conciencia. Sin embargo, no era eficaz, nunca lo fue. Vivían atados, inmovilizados, por las cuerdas firmes del pecado, Cristo Jesús vino a cortar esas ligaduras mediante Su preciosa Sangre, y la ley punitiva fue destruida, y se manifestó la Gracia en todo su esplendor. Ahora bien, expresa Destellito, todos los que forman parte del Reino de Dios, deben tener un justo juicio, y la mayor e inconmensurable ley, que ahora opera, debe ser seguida por todos los que han entregado su corazón al Señor, y esa es la ley del amor, amor hacia Dios y amor hacia el prójimo. No se debe juzgar a la ligera, sin tener todos los antecedentes y que sean ciertos. No se debe aceptar ningún comentario poco claro, ni hablar de otra persona haciéndose eco de las murmuraciones, y de los chismes, expresó Destellito.
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para: www.destellodesugloria.org