Recuperar el gozo
Entendemos entonces que si tenemos a Cristo tenemos vida abundante; pero también es cierto que existe un desgaste en el servicio de la vida Cristiana. Cuando las cosas no se dan como y cuando nosotros queremos, solemos darle lugar a pensamientos de derrota y esto redunda en perder los sueños, la alegría y ya no podemos alabar al Señor. Y es entonces donde hemos dejado una grieta en la armadura que el Señor nos dejó en Efesios capítulo 6; le dimos lugar al ladrón que nos hurta la seguridad sembrando dudas en lo que Dios prometió; luego busca matar nuestra identidad como hijos de Dios y comenzamos a sentirnos cautivos, y el paso siguiente es destruir el propósito que el Señor tiene con nosotros; instándonos a que abortemos el plan de Dios.
Algunos han persuadido a muchas personas de que en Dios no tendremos nunca sufrimientos. Al ser humano le da terror sufrir; hoy las personas no se comprometen entre sí y mucho menos con los demás, porque tenemos temor a ser lastimados, rechazados. El predicar el evangelio es un trabajo duro, es transitar un camino donde solo contamos con la compañía del Señor Jesús, en más de una ocasión. Nací y crecí en una ciudad donde la agricultura y la ganadería se constituyeron parte importante de la economía del país; pero sobre todo la agricultura. He visto el sacrificio de muchos agricultores al sembrar el algodón, preparar la tierra, esperar la lluvia, trabajo duro si los hay, y luego, después de tanto sacrificio, encontrarse con que el precio que pagaban al sembrar no era el mismo que pagaban al cosechar. Esto produce rabia, bronca, impotencia y desánimo; porque al final se quedan con las manos vacías cayendo en la cautividad del sistema. Pero no es así para los que trabajan sembrando la “buena semilla”, la palabra de Dios.
La biblia dice: Cuando YHVH haga volver de la cautividad a Sión, seremos como los que sueñan. Salmo 126:1 (BTX) O sea que para recuperar los sueños necesitamos salir de la cautividad. Pero eso viene con un obrar divino.
Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de gritos de alegría; entonces dirán entre los gentiles: ¡Grandes cocas ha hecho YHVH por éstos! Salmo 126:2 (BTX) Entonces, sólo entonces podremos recuperar la alegría y alabar a Dios y esto, hará que otras gentes reconozcan el poder de nuestro Dios. En las palabras del salmista el Señor nos promete:
Los que Siembran con lágrimas, segarán con regocijo. Aunque vaya llorando el que lleva la preciosa semilla, volverá cargando sus gavillas con regocijo. Salmo 126:5-6 (Biblia Textual)
Autor: Gustavo J. Iriart
Escrito para www.destellodesugloria.org