Recordando las obras de Dios para enfrentar las luchas del presente
Hace días estaba un poco angustiada por el futuro y sobre los cambios que tendría que enfrentar. Fue entonces que en un día de esos fui a recoger el título de una maestría que realicé, y en el trascurso de horas vi como unos jóvenes de una universidad se estaban graduando. Fue en ese momento que me acordé que debía recordar como Dios me había ayudado. Recordé cuando tenía temor de ingresar de nuevo a la escuela a cursar la maestría y como Dios me había dado el valor para tomar la decisión de entrar. También al ver a los universitarios graduarse recordé como Dios me había ayudado en la universidad. Dios me mostró que, así como me ayudó en mi pasado, también me ayudaría a enfrentar los nuevos retos.
En la Biblia se menciona que Pueblo de Israel fue un pueblo apartado por Dios para sus propósitos divinos, desde el llamado a Abraham podemos ver cómo Dios había planificado darles una tierra prometida, y fue así como sucedió, pero no fue la generación que fue libertada de Egipto quien poseyó la tierra; de dicha generación solo Josué y Caleb lograron ingresar.
¿Qué pasó con el resto del pueblo? Solo como contexto, ellos habían sido libertados de quienes los oprimían, cruzaron por el Mar Rojo, vieron la mano poderosa de Dios quien los sacó de la esclavitud, vieron provisión de alimento, tenía una columna de fuego que los guiaban en las noches y una nube que los cubría en el día. Ellos no creyeron en que Dios los ayudaría a vencer a sus enemigos para poseer su promesa. En Salmos 106:7, 13 podemos ver cómo ellos no se acordaron de la misericordia de Dios, se olvidaron de sus obras.
Debemos prestar atención a lo que Dios ha hecho en nuestras vidas para poder enfrentar con fe y valor las pruebas del presente. Quizás las cosas no salgan a nuestra manera, pero si nos humillamos y buscamos a Dios, Él enderezará nuestras veredas. En el Salmo 103 podemos ver las palabras de David, donde expresa a su alma a bendecir a Dios y no olvidarse de ninguna de las todas las cosas que Él ha hecho a su vida.
No seamos como el pueblo de Israel que a pesar de ver tantos milagros no pudieron creer en que Dios los ayudaría a enfrentar las nuevas luchas.
Hoy es un día de decirle a nuestra alma que bendiga a Dios con todo su corazón, y recordar todo lo que Él ha hecho. Recordar cuando nos sacó de una crisis, de una prueba, de una enfermedad, de una dolencia. Pensar que, así como nos ayudó en el pasado, también nos ayudará en los nuevos retos.
Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Salmos 103:1-2 RVR1960
Escrito por Gloria Guajardo García
Para www.destellodesugloria.org