EL SERMÓN DEL MONTE
¿QUÉ ESTÁS BUSCANDO?
Lectura: Mateo 6:24-34
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.
El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Quiero, con esta serie de devocionales, llamar la atención de cada uno de ustedes a la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:
¿Qué estás buscando?:
Saber qué estamos buscando es fundamental para saber dónde está puesta nuestra mirada y cuál es nuestro objetivo. Pocas veces hacemos un alto en el camino para preguntarnos por cuál es el destino que escogimos para nuestra vida, qué la mueve y hacia dónde se dirige. Considero que esto es un ejercicio sano para validar nuestras prioridades y entender si debemos realizar un ajuste en las mismas.
En los textos de la lectura, se ven dos tipos de búsquedas que están en oposición: Lo terrenal contra lo eterno; lo vano contra lo significativo; lo efímero contra lo permanente.
En diversos textos de la Biblia, se hace esta comparación de búsquedas y sus implicaciones. Por ejemplo, recordamos cuando Esaú vendió su primogenitura (significativo) por un plato de lentejas para saciar su hambre temporal (vano). También podemos leer en los Salmos, constantes frases como “no cae”, “permanece”, “para siempre”, “largos días” como elementos descriptivos de las bendiciones brindadas a las personas que tienen una búsqueda constante de Dios; en contraposición con las bendiciones efímeras y vanas que tienen las personas que no lo hacen.
En este texto, Jesús ahonda en este concepto, explicándonos que no podemos tener las dos búsquedas; es decir, no podemos buscar lo eterno y lo terrenal al mismo tiempo. Esto no implica que no podemos trabajar o querer tener posesiones materiales; sino que nuestro enfoque y motivación en la vida debe ser buscar a Dios con todo nuestro corazón.
De hecho, en el texto posterior, Jesús aclara que Dios sabe de qué tenemos necesidad y conoce qué nos hace falta. Él asegura que Dios no solo sabe, sino que está dispuesto a darnos lo que necesitamos si lo buscamos a Él por encima de todo.
Este texto también nos habla de dos temas más en los que debemos profundizar para entender por qué debemos buscar lo eterno en lugar de lo efímero: La gratitud y la grandeza de Dios.
Este texto nos habla de gratitud porque a veces estamos tan afanados en nuestra vida diaria que olvidamos los fundamentos de la vida en sí misma. Tenemos un cuerpo maravilloso que Dios nos dio y una vida que es un milagro de la creación. ¿Cuántas veces nos vemos en el espejo y entendemos que lo que estamos viendo es un milagro de Dios?, ¿Cuántas veces admiramos la vida y agradecemos a Dios por ella?, ¿Cuántas veces se levanta nuestro corazón en adoración al admirar la grandeza de Dios al crearnos?
Con respecto a la grandeza de Dios, nuestro Señor también nos invita a admirar el comportamiento de la naturaleza y encontrar en éste la confianza de tener a un Dios soberano, sabio y bueno; que puede perfectamente ocuparse de nuestras necesidades y anhelos.
Esto se convierte en un ciclo constante: Ver la grandeza de Dios nos produce gratitud y la gratitud nos produce confianza. Esta es la clave para no estar preocupados ni ansiosos.
Finalizando el texto, Jesús nos invita a buscar primero (con lo mejor de nuestro ser) el Reino de Dios y su justicia. Esto no es otra cosa que buscar su presencia, su palabra, su rostro, su adoración, su servicio a los demás; poner nuestro dones y talentos en el servicio de Dios y del prójimo; tener compasión y misericordia del otro, y actuar en consecuencia.
Para finalizar, quisiera hacer una comparación entre las cosas efímeras y las eternas que plantea el texto para que definamos en qué lado de la balanza queremos estar:
- Riquezas terrenales contra servicio a Dios
- Comida contra admiración por la vida
- Vestido contra admiración por el cuerpo
- El día de mañana contra vivir cada día con confianza en Dios
Nuevamente quisiera aclarar que Jesús no nos está invitando a vivir una vida sin planeación al decir que no pensemos en el día de mañana, o una vida en pobreza al decir que no busquemos las riquezas, la comida o el vestido. Recordemos que en la escritura se enseña que debemos tener buena planeación y sabiduría para hacer las cosas, y trabajar con honestidad y esfuerzo para ganar nuestro dinero.
No es este el sentido de la enseñanza. En su lugar, Jesús nos quiere invitar a que nuestra motivación central en la vida y la búsqueda por la que entregamos todo nuestro corazón y esfuerzo sea el Reino de Dios y su justicia; pues si hacemos esto, Dios se encargará de las necesidades y anhelos terrenales que tengamos y nos abrirá puertas de bendición como lo hace con la naturaleza.
QUE DIOS TE BENDIGA
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”
Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org