Temas y Devocionales Cristianos

El Espíritu Santo te marca sobre la marca que te hicieron, y te sana

El Espíritu Santo te marca sobre la marca que te hicieron, y te sana.

poder del espiritu santoY Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: “Por cuanto lo di a luz en dolor”. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: “¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe!” Y le otorgó Dios lo que pidió.

Jabes: se hace una aclaración antes de hablar de su dolor. El nació en dolor, no sabemos si dolor económico, emocional, o del parto en sí. Antes de decir que había nacido en dolor, se dice que FUE ILUSTRE.

Dios no respondió la oración de Jabes por su dolor, sino porque era ilustre. El dolor no te califica para salir del dolor, es cómo vivamos en medio de él. 

Ilustre: honorable, en hebreo “kabah”: es la gloria de Dios, tener peso. Era un hombre de peso, respetable, sus palabras tenían contenido, valor, peso por como  las decía, por ejemplo, es como decirle: «te amo» a la esposa, hay que fijarse cómo se lo decimos. Las palabras cobran diferente sentido, de acuerdo a cómo las expresamos.

«esta leve tribulación momentánea, produce un más excelente y eterno peso de gloria”:

No cualquier persona puede cargar con el PESO DE GLORIA. Hay que buscar gente de peso. Nuestra experiencia trae peso, nuestras palabras cobran peso,  por cómo hemos reaccionado ante el dolor.

Dios te da la victoria por cómo eres capaz de reaccionar ante los problemas. La oración de Jabes parecería una “oración egoísta”, como dirían los religiosos. Pero Dios se la concedió; porque Jabes  era una persona de peso.

 «Bendíceme»:

No pidió que le cambien el nombre, ni las circunstancias. Entendió que Dios era capaz de bendecirlo por encima de sus memorias. Efesios 3.20 dice: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”.

El problema que tenemos al dudar no es: «Si Dios puede» sino «Si Dios quiere» por el pasado que vivimos.

Dios me lleva al lugar de mi destino y yo no puedo disfrutar por esas heridas de mi pasado. Dios no le pide lo mismo a todo el mundo porque sabe quién está dispuesto a hacerlo. Por ejemplo David tenía un corazón noble que iba a pasar por muchos problemas sin que su corazón se dañara. Imagínense a un rey con un corazón herido, sus heridas hubieran hecho que no tomara su posición correcta en el lugar de su destino, pero Dios quería llevarlo a un nuevo nivel de fe. 

«Ensánchame»:

Dame más territorio Señor. En la Biblia los grandes hombres tenían las cosas muy claras, ellos fueron llamados para conquistar territorios. A Abraham, a Josué, Dios les dijo: «Todo lo que pisare la planta de tu pie será tuyo» y eso sería acá en la tierra no en el cielo. Ellos entendieron algo que a nosotros nos cuesta entender. Todo territorio implica influencia, no es sólo «guerra espiritual». Si yo conquisto, mi influencia entra en el territorio y la otra influencia tiene que salir. Todos los territorios tienen influencias de alguien, palpables y visibles. En cada ciudad hay una influencia: una mentalidad. No hay que encerrarse en los límites que hay en nuestra vida, aunque no tengamos el adiestramiento completo.

Cuando Saúl le ofreció su armadura a David,  David no se la puso porque dijo: «no la puedo usar porque no lo he practicado, pero como Goliat está fastidiando mucho, hoy tengo que ir”, “iré ahora mismo con lo que tengo”.

 No hay que ir con la armadura de otro, porque te van a matar (en las guerras siempre se busca matar al rey.)

Debo pedir la tierra, porque cuando entre, mi influencia va a hacer cambiar todo, ¡Yo llevo la Presencia de Dios a todo lugar!

En los territorios va a haber enemigos, por eso dijo: «bendíceme» voy a necesitar tu mano sobre mí. En la iglesia se nos enseñó a pedir poder y está bien; pero Dios siempre ha querido que lo conozcamos por su carácter. El poder es para mostrarlo al mundo (por ejemplo: Moisés, con Israel, esperaba que lo conocieran a Dios por su nombre «YO SOY». Pero con Faraón fue distinto, a él les envió las plagas, peleas «entre dioses»).

“Yo Soy”:

 Expresión de amor. Israel, era como una mujer malcriada, la que no se puede saciar de ninguna manera. Dios los enamoraba, les daba sanidad, cobertura etc. En su mente Israel no le conoció a Dios por el carácter.

«Líbrame del mal»:

Del mal de él, del mal que está dentro de nosotros. Dios no necesita cambiar tu nombre para bendecirte, es fácil que Dios me proteja de mis enemigos, lo difícil es que me proteja de mí mismo. 

Tus padres te pudieron haber rechazado, pero Dios te dice: «yo te deseé, viniste a este mundo no por un accidente, sino porque antes de que te aceptaran o no, «yo te amé cuando estabas en el vientre de tu mamá”, eso está guardado en el disco rígido del espíritu, “vas a sanar todo el rechazo, activando lo primero que te dije: el primero que te deseó fui yo, el primero que te bendije fui yo, y el primero que te capacitó fui yo». Eres formidable, tu cuerpo grabó en el ADN la mirada del Padre, por eso todo tu cuerpo busca alabar al Padre.

Esa primera bendición que recibiste, limpia todo lo que te han dicho después, ¡el Espíritu Santo te marca sobre la marca que te hicieron, y te sana!

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org