Es DIOS quien conquista la tierra prometida
La incredulidad de acuerdo a las Escrituras es pecado (Salmos 78:32, Romanos 14:23), además de que ello es desconfiar en DIOS. Pecado que es frecuente incluso en los creyentes, y dicho pecado causa que ciertas bendiciones se pierdan. Para la primera generación de israelitas que llegaron a la tierra prometida ese pecado significó la muerte. Decidieron no creerle al Señor que como lo dice el Salmo 78:54 Él ya había conquistado la tierra para ellos. Y ellos solo tendrían que creerlo. Para el pueblo judío la incredulidad les ocasionó no recibir la gracia que Jesús les obsequió. Decidieron seguir llevando el pesado yugo de la ley en lugar de recibir la gracia que ya había conquistado los 613 mandamientos de dicha ley. Para las personas de Nazaret en los tiempos de Jesús era imposible que el Hijo de María y José pudiera realizar obras maravillosas y milagros; permitieron que sus corazones se endurecieran por la incredulidad. Y al hacer esto se perdieron de la vida eterna.
A menudo los creyentes olvidamos que la nueva vida que hemos recibido debe ser vivida para la gloria y honra de DIOS. El Señor no comparte Su gloria con nadie (Isaías 42:8), incluyendo a Sus hijos. Esto implica que todo reto que enfrentemos estará diseñado para que solamente el SEÑOR le conquiste, con Su poder, Soberanía y Señorío. Lejos de existir desanimo en el corazón del creyente ante los retos que cada vez son más grandes, éste debe descansar al entender que él solo no le podrá conquistar y que el peso de esa obra o de la conquista de la tierra prometida está en los hombros de DIOS. Si el Señor pusiera frente a nosotros retos que fácilmente pudiéramos conquistar entonces sería nuestra gloria y no suya.
Toda batalla que libres en tu vida, cualquier tierra prometida que esté frente a ti, o cualquier misión que el Señor te asigne, tiene un Dueño, el Señor. Si Él te envía significa que previamente Él le conquistó por ti.
Si últimamente no has experimentado la gloria de DIOS en tus conquistas, quizá has estado conquistando solo tus retos, no los suyos.
Créele a DIOS y no pierdas bendiciones. Avanza con firmeza y aduéñate de lo que DIOS ha conquistado para ti (Isaías 45:1-3).
Autor: Richy Esparza
Escrito para : https://destellodesugloria.org