¡Un “alto” en el camino!
Sé que no vives pendiente, y poco te interesan las fechas especiales. Pero mañana ¡es el Día del Padre! No te haré una gran fiesta, ni quebrantaré con estrepitoso ruido, tu silencio; tampoco llenaré la casa de invitados sin tu consentimiento, papá. Sé que eres un hombre sencillo y de andar, más bien solitario. Mañana, cuando esté por despuntar el alba, iremos juntos a recoger la leña. Será como cuando atravesábamos el valle para llevarme a la escuela. Y te prometo, que aunque me quede sin suela, papito ¡mañana recorreré contigo los valles y los cerros que me vieron crecer! Después, buscaré una piedra junto al viejo tronco, y nos sentaremos a descifrar los enigmas en el horizonte. ¡Buscaremos en las nubes, las formas de animalitos como antes! ¡Ya no estés triste, viejito! Yo sé cuánto extrañas al varón, ¡a mí me hace falta mi viejita! Quizás partieron tan de prisa, porque necesitaban ayudantes en el cielo. Mamá estará sembrando flores, o cosiendo las cortinas. Y mi hermanito… él jugará a las escondidas con los angelitos ¡Era tan travieso! Pero ya no pensemos en eso, papá. ¡Te prometo que mañana, haré un alto en el camino, para dedicarme de lleno a ti!
El sol ya está muy alto y no regresas todavía. ¡Tú no te dejarías ganar así por el astro rey! El viejo tronco está vacío y los leños aún permanecen allí. ¡Mi corazón se acelera y comienzo a correr…! ¡No podía creer lo que mis ojos veían! ¡Te encontré en el suelo encorvadito, como pidiendo a la tierra que te acogiera en su seno! Tus arrugadas manos, cansadas y frías, apretaban contra tu pecho, un pequeño ramo de flores silvestres. ¡No llegaste a depositarlo, papá! ¡Te detuviste justo a la mitad de camino! ¡Ya no tendremos mañana, papito! Quizás sí, te importaban las fechas, después de todo. ¡Hoy era el cumpleaños de mamá! ¡Perdóname papá, por no haber interpretado las señales de tu cuerpo y de tu alma! Debía suponer, ¡que quizás no tendríamos un mañana! No debí esperar, para hacer un “alto” en mi camino! Ya nada será igual. Cada mañana, al despuntar el alba ¡esperaré en vano tu regreso! ¡Te lloraré en el viejo tronco, papá! El me hablará de ti. El me contará de tus cavilaciones, y de esa perversa mezquindad, que nos robaron el mañana!
Amado, ¡Haz un alto en tu camino! pero hazlo hoy, porque ¡Mañana puede ser muy tarde! “Honra a tu padre y a tu madre…” pero hónrales en vida, dándoles el tiempo, el amor y la dedicación que ellos profundamente anhelan. Esto agrada al corazón de Dios y es el único mandamiento con promesa. …” (Efesios 6:2)
Autora: Estela Schússelin
Escrito para: www.destellodesugloria.org