PECADOS DE JEROBOAM
En los momentos de angustia cometemos errores al buscar la solución de la manera incorrecta, en vez de resolver el problema conseguimos otro peor, buscamos la solución en los lugares y personas equivocadas, llevándonos a la idolatría, que es darle el primer lugar alguien o algo, venerándolos y olvidándonos de Dios y aún más cuando creemos que todo está a punto de derrumbarse.
A pesar de conocer al señor aún tenemos ídolos en nuestro corazón y aun dentro de la misma iglesia. Este es el caso de Jeroboam quien fue rey de Israel, esforzado y valiente, pero que se dejó llevar por el consejo y la ley de los hombres y no de la ley de Dios. Por ende llevó al pecado al pueblo y a los reyes que lo reemplazaron.
¨Si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá. Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan.¨ 1 Reyes 12: 27-29 (RVR 1960).
Bet-el era el lugar que Jacob había nombrado casa de Dios, puerta del cielo (Génesis 28: 17-19).
Dentro de la misma iglesia colocamos nuestra fe en nuestros pastores, líderes o hermanos de la congregación, y pensamos que van a solucionar nuestro problema. Corremos en pos de ellos, les consultamos más a ellos que a Dios mismo. Lo cual no quiere decir que estas personas no sean de gran apoyo y que Dios las use, pero el trato de Dios y la renovación de tu vida primero es personal y en la intimidad.
Este rey también actúa con desobediencia; ¨Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví.¨ 1 Reyes 12: 31 (RVR 1960). Escogió como líderes a cualquier persona del pueblo, sabiendo que los llamados sacerdotes solo podían ser los escogidos de la tribu de Leví. Quienes fueron consagrados por moisés a Dios puesto que no se inclinaron a adorar al becerro de oro, porque en su corazón no había lugar para la idolatría. (Génesis 32: 26-29), (Números: 3: 6-12).
Muchas veces le damos el timón de nuestra vida a personas, que no tienen el temor de Dios, que no le conocen, o aparentan tenerlo en su corazón y que por ende no nos llevaran a ningún lado, nos desviaran del camino correcto. Porque Dios no puede hablar a través de ellos, puesto que la idolatría y la desobediencia son dos pecados que Dios aborrece.
Quizás en este día como servidor o ministro del señor, estés luchando con estos dos pecados en tu vida que te han hecho perder el control de tu ministerio, tal vez lo has descuidado, te has estancado y ves la derrota venir. Eso pasa cuando desviamos la mirada del señor y la fijamos en las cosas terrenales y materiales, cuando perdemos el verdadero objetivo y la razón por la cual le servimos a Dios. Quizás has intentado llegar al altar y presentar delante de Dios a tus discípulos, tu familia, tu hogar, pero no has encontrado la victoria ni la respuesta, porque no has dado el ejemplo, ni lo has hecho de la manera correcta.
Tenemos que renunciar a esos ídolos que tenemos en un altar, puede que sea el celular, las redes sociales, tus amigos, una relacion, el trabajo o cualquier otra cosa material. Porque de lo contrario las personas que nos tienen con ejemplo por medio de nuestro testimonio, tendrán las mismas fallas que nosotros.
Solo delante de Dios debemos rendirnos, a Él solo debemos adorarle, renovemos nuestra relacion con Dios, que una unción nueva y fresca llegue a nuestra vida, dediquémosle el tiempo que nuestro Padre celestial se merece, si Él está al mando, Él tiene el control, todo saldrá bien, no hay perdida ni derrota cuando andamos de su mano, sumergidos en su presencia y aún más cuando hacemos su voluntad.
Autora: Jessica Terán
Escrito para: www.destellodesugloria.org