¿Dónde está?
Creo que todos los cristianos del mundo quisiéramos tener la mayor cantidad de respuestas ante el dolor, el sufrimiento, la pobreza, la injusticia social, la violencia, las enfermedades y cientos de circunstancias que añaden agonía a la gente que nos rodea ¿no es cierto? Pero la verdad es que frente a esos acontecimientos también nos vemos sobrepasados y nos inunda una sensación de angustia al ver nuestra sociedad tan corrompida y viviendo vidas tan desordenadas, llenas de caos y de dolor. Esta sensación de angustia se acompaña de un potente deseo de compartir la buena noticia que tenemos.
Cuando situaciones como la que ejemplificaba al principio ocurren, muchas personas se preguntan dónde está Dios, qué pasó con su amor y una serie de argumentos que en un principio pueden sonar bastante razonables; sin embargo, pese a no tener mayores explicaciones, Dios siempre ha estado en todos lados, lo que ocurre es que muchas veces no le permitimos entrar.
Esto es como, y disculpen lo burdo del ejemplo, enojarse con el mecánico si el automóvil tiene una falla cuando no lo he llevado a realizar la revisión técnica nunca…no puedo enojarme ni culpar a quien yo no he permitido que revise y repare aquello que no está bien o aquello que en algún momento fallará.
Por años se ha excluido a Dios de las escuelas, de los trabajos, de la política, de la seguridad en nuestras ciudades, y de tantas otras dimensiones de nuestra vida. Esto se ha realizado de manera directa y también indirecta. La presencia y cultivo de valores familiares se ha ido perdiendo con el avance de las tecnologías y las telecomunicaciones transformándose en algo obsoleto, excesivamente conservador y hasta de otro siglo, devaluándolo a la categoría de fanatismo y de intransigencia cuando hay jóvenes que son leales a los valores familiares.
Desde mi punto de vista, el tema no es dónde está Dios cuando ocurren tragedias como ésta, si no en qué lugar le permitimos a Él estar antes de que situaciones como esta vuelvan a repetirse. Lamentablemente ese crimen masivo, como otros, quedará en los anales de la historia, seguramente se reformulará la ley de tenencia de armas, seguramente se aumentarán los controles al ingreso de las escuelas para impedir el ingreso de armas, tal vez se dupliquen los resguardos policiales, pero eso es apagar un fuego con otros fuegos, no es atacar la raíz del problema.
Dios siempre ha estado, está y seguirá estando disponible para quien le permita aportar desde su extraordinaria divinidad, lo que muchas veces ocurre es que deseamos que Él se involucre en áreas y espacios vitales en donde no le hemos permitido entrar. Si hay algo que Dios es , es que es excesivamente respetuoso de nuestros tiempos y de nuestros espacios, por lo tanto, Él nunca va a entrar sin golpear, ni tomará control de aquello que no le permitamos tomarlo.
Cuando volvamos a preguntarnos dónde está Dios ante determinadas circunstancias, o cuando escuchamos incesantemente esta pregunta en los medios de comunicación o gente cercana, recordemos y recordémosle que Dios sigue en Su trono, instalado esperando que le permitan actuar, antes de que alguien lo haga y otras vidas se extingan como en la gran tragedia que azotó a Estados Unidos…
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”
Apocalipsis 3:20
Autora: Poly Toro
Escrito para www.destellodesugloria.org