Un Destellito en las manos de Dios
En cierto reino, un reo fue sentenciado a cadena perpetua debido a sus múltiples crímenes y fechorías, y fue dejado en una celda sucia y oscura. Lejos de mostrar algo de arrepentimiento a viva voz dijo que haría lo imposible con tal de escaparse de la cárcel. El rey, en un acto de misericordia, le propuso que si encontraba la salida le perdonaría todos sus delitos. La celda, tenía una roca suelta, un desagüe de alcantarillado, y una ventana alta. El preso intentó escapar por la ventana, con mucha dificultad llegó hasta ella, y demoró años en soltar los barrotes, para comprobar que sería imposible salir por ella sin arriesgar la vida por la gran altura; quiso probar por el desagüe, y aunque habría alguna posibilidad, dedujo que tampoco lograría fugarse a riesgo de morir ahogado antes de llegar al río, y así pasó el tiempo, finalmente, ocupó muchísimo tiempo en horadar la roca para darse cuenta que al otro lado había otra celda.
Ya desgastado y débil por el encierro, antes de morir, el preso dijo al rey: “Me esforcé por muchos años para encontrar la salida que tu dijiste que existía, y a pesar de todo el sacrificio, donde la vida se me fue en ello, no la encontré, ¿me puedes decir ahora cual era la salida?”. El rey le dijo: “Nunca me buscaste, jamás te acercaste a mí, y si te hubieras arrepentido, la puerta estaba abierta, ¡Yo era la salida!…
Es tiempo de escapar de la prisión
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. Isaías 1:18; Romanos 10: 8,9; Juan 10: 9.
Lamentablemente, el reo de la historia perdió toda su vida, buscando una salida que le permitiera ser libre, señaló Destellito. Ir al rey, le significaba demostrar arrepentimiento por su conducta, pero prefirió las otras alternativas que de nada le sirvieron. Son muchos los que andan así. Viviendo encerrados en una celda, presos por sus malos actos, y perdiendo el tiempo buscando otras salidas: psiquiatras, médicos, psicólogos, tarotistas, adivinos, hechiceros, casas de rehabilitación, entre muchos otros. El pecado es una cruel prisión, y no es la voluntad de Dios que sea así. En las palabras que están en negrita más arriba está la salida, pero me permito realzar estas que son una declaración de Jesús: Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo…, éste es el momento oportuno para ti, declara finalmente Destellito.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para: www.destellodesugloria.org