Avanza a profundidades
En la Biblia se menciona una visión que tuvo Ezequiel el profeta, en la que un hombre le mostraba como aguas fluían en el templo llevándolo a lo largo de la corriente. Al principio el agua le llegada a los tobillos, luego a las rodillas, posteriormente hasta la cintura, y finalmente las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Se le mostró que por donde corra el río todo ser viviente que en él se mueva vivirá, y abundarán los peces en el mar Muerto, pues sus aguas se volverían dulces; y florecería la vida a donde llegue esta agua (Ezequiel 47).
El profeta Ezequiel comenzó con la corriente de agua por los tobillos, pero no se quedó ahí, fue profundizando. Para nadar se requiere dejar la seguridad “de estar pisando” y soltar el cuerpo para comenzar el nado. Avanzamos más nadando que caminando.
Dios nos está llamando avanzar en nuestra relación con él, a nadar en el río de su presencia. No tan solo conformarnos en un nivel “bueno” sino en el que Él desea.
Podemos tener una relación con Dios, pero Él nos llama a profundizar, a conocerlo personalmente e íntimamente, soltando todos los temores y rendirnos por completo. Ese acto de fe de profundizar Dios lo honrará y sus aguas de su Presencia nos sanarán, trayendo vida a todo lo muerto.
Dios está listo para hacer grandes cosas en nuestro corazón, hoy decidamos creerle y no conformarnos con lo que hemos experimentado, sino ir por aquello que Él tiene preparado. Dejemos nuestra zona de confort y seguridad, y avancemos tomados de su mano.
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.
Oseas 6:3 RVR1960
Por: Gloria Guajardo Garcia
Para www.destellodesugloria.org