El fin que esperáis
Jeremías 29:11
En ocasiones la voluntad de Dios no será lo que esperamos. Tendrá forma de malas noticias o dolor, tintes de calamidad o fachada de casos desesperanzados; y esto puede causar confusión en nuestros corazones. Y en algunos casos su endurecimiento.
Pero es ahí donde debemos de recordar que el Señor solamente tiene pensamientos de paz y no de mal, para darnos lo que tanto anhelamos. La enfermedad no es enviada para matarnos; sino para glorificar el nombre de Dios, ya sea en vida para dar testimonio o en muerte para resurgir a la vida eterna. Una caída no es enviada para avergonzarnos o mostrarnos lo frágil que somos, sino para manifestar el poder de Dios al levantarnos. Un sueño frustrado no ha sido enviado para dejar de soñar, más para que entendamos que los sueños de Dios son más grandes que los nuestros.
Imagina esto; una flecha pide ser la más afilada del mundo, su dueño le escucha y le somete al filo del acero para convertirle en la más poderosa de su clase, la flecha al sentir el dolor clama para que el dolor cese sin comprender que solamente pasando por ese proceso se convertirá en lo que tanto anhela. De igual manera todos los procesos a los que somos sometidos son respuestas a nuestras oraciones para darnos solo lo mejor.
Mi amada Arlene dice esta frase: “Las respuestas de Dios son sí, todavía no o tengo algo mejor”. Lo cual creo que es totalmente verdadero, cuando no recibimos algo de parte de Dios es simplemente porque Él ha preparado algo mejor.
Sea lo que sea que estés viviendo es parte del camino que te llevará a ese final que tanto anhelas, por lo que no debes de evitarlo. Por el contrario pide a Dios el discernimiento correcto para enfrentar con paz en tu corazón ese proceso, que quizás por el momento sea molesto pero te convertirá así cómo a la flecha en alguien sumamente glorioso/a y afilado/a.
Mantén tu paz y recibe lo que tanto anhelas.
Autor: Richy Esparza
Escrito para www.devocionaldiario.com – www.devocionalesderichy.com y www.juventudencristo.com