A VECES NUESTRA MENTE SE CONVIERTE EN NUESTRO PEOR ENEMIGO
Los pensamientos varían dependiendo del contexto, las experiencias, los aprendizajes y especialmente las relaciones que se han establecido a lo largo de la vida. En la ciencia de la psicología existe un término denominado “Self”, este es el “sí mismo”, es como la identidad de una persona. Según teorías psicológicas, las relaciones establecidas con los padres desde las primeras etapas de la vida influyen considerablemente en el establecimiento de las relaciones futuras; es decir, la manera en que las personas se han relacionado con sus padres determina en gran parte, la manera en que se relacionan con los demás y posteriormente las relaciones establecidas con estos otros, pueden reforzar un valor positivo de sí mismos o por el contrario reforzar el valor negativo que una persona traía de sí mismo.
Esto no es nuevo, Dios mismo instauró a la familia como el primer modelo de relación para las personas, son nuestros padres los primeros modelos a seguir y mucho de lo que somos es aprendido de ellos. Sólo hasta que tenemos convicción de lo que somos, tomamos decisiones para ser lo que elegimos ser, sea bueno o malo, pero los pilares fundamentales para esa elección fueron aquellas personas que ejercieron su rol de padres en nuestra vida. Por esta razón, es tan importante que Dios haga parte del hogar, porque los padres son llamados a ser reflejo del amor de Dios, ejemplo e inspiración para sus hijos, unos padres sin Dios, es como un capitán de un barco sin timón. Dios estableció la familia con el fin de levantar a sus seguidores y los padres poseen una gran responsabilidad en este propósito divino.
“Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” Efesios 6:4 (Nueva Versión Internacional).
Ahora, quizá tus padres no fueron necesariamente esos padres ejemplares, pero por lo menos ya tienes un punto de partida para empezar a escudriñarte y conocerte un poquito más de lo que pensabas conocerte, es a partir de allí de donde surge el cambio y la metamorfosis por la que tenemos que atravesar si queremos sacar de nuestro interior la verdadera esencia con la que Dios nos creó.
Infortunadamente el valor de sí mismos de la mayoría de las personas depende del valor que los demás le dan y con mayor razón en la sociedad en la que nos encontramos, en donde el consumismo, el materialismo, el poder y el reconocimiento cobran un valor más que superficial para las personas, pues muchos en su afán por tener, saber o ser lo que la sociedad les exige, dejan de un lado su verdadera esencia, su verdadera identidad, su verdadero valor de sí mismos.
Lo primero entonces que hay que tener en cuenta es quiénes somos, cuál es nuestra identidad y que esa identidad no dependa de lo que otros piensen o digan de nosotros, que no dependa de lo que tengamos o de lo que no somos. La mayoría de los pensamientos negativos que existen en la mente son ajenos, son pensamientos instaurados por otras personas, por la sociedad o por circunstancias no tan agradables por las que se ha atravesado. Nuestros pensamientos pueden ser cambiados y Dios nos ha dado autoridad para hacerlo, y sobre todo cuando tenemos una identidad en Cristo Jesús, pues una vez le entregamos nuestro corazón, es Él quien pasa a ser, ese modelo ideal y digno de imitar.
Sólo Jesucristo tiene el poder de renovar nuestra mente, Él es el único que puede sacar todos esos pensamientos cautivos que nos han tenido etiquetados en el transcurso de nuestra vida y que no nos ha permitido ser lo que realmente somos. La tarea de aprender para desaprender es bastante difícil pero lo satisfactorio de esta labor es que ahora no estamos solos para hacerlo, ahora tenemos a alguien con un poder sobrenatural que hará que nuestra mente sea limpia completamente de toda la basura que hemos guardado durante nuestra existencia.
En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes.Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo. Efesios 4:23-24 (Nueva Traducción Viviente).
Cuando Él empieza a cambiar todos nuestros esquemas mentales, aquellos pensamientos irracionales, de fracaso y de derrotismo que lo único que han hecho es impedirnos ser lo que Dios hizo de nosotros desde el principio para alcanzar el triunfo y la victoria, nuestras palabras y nuestras acciones también empiezan a cambiar y a marcar un rumbo diferente en nuestra vida, así que, si tienes malos pensamientos comienza a recordar de dónde vienen y córtalos de raíz, renuncia a seguir pensando de esa manera y más bien declara con tus labios palabras de aliento, palabra de vida como la que el Señor nos da a través de sus promesas. No te dejes afectar por lo que otros piensan o hablan de ti, no te dejes afectar por las circunstancias, tu eres un Hijo de Dios, con la mente de Jesucristo, quien en todo tiempo piensa y declara con su boca lo bueno que hay en su corazón, así que las palabras que salen de tu boca son de bendición y no de maldición. El valor que tienes de sí mismo depende del amor que Dios te tiene, Él se agrada de ti, por lo que hay en tu corazón, Él conoce tu verdadera esencia pues Él te creó. Saber quiénes somos en Cristo Jesús es el más valioso conocimiento que cualquier persona puede tener acerca de sí mismo, pues lo malo que hemos aprendido a ser, Él lo cambiará por la gracia y el poder de su Espíritu Santo. No te preocupes por lo que no eres, más bien alégrate por lo que eres en Cristo Jesús.
Tenemos que cambiar el archivo de nuestra mente por el archivo del reino de los cielos, tenemos que cambiar nuestros pensamientos por los pensamientos de Dios y los resultados serán victoriosos. Nuestra mente se puede convertir en nuestro peor enemigo, pero nosotros tenemos la mente de un hombre sabio y poderoso, la mente de Jesús. Ya sabemos quién es Él, sabemos que nos ama y sabemos que su amor todo lo puede en nosotros, entonces lo único que hay que hacer es dejarnos llevar por su mano, Él nos renueva como a las águilas y hace de nosotros odres nuevos en donde sólo su amor es derramado, una vez nuestra mente se renueva con los pensamientos de Dios, somos lo que Él hizo de nosotros cuando nos creó, nuestro valor de sí mismos ya no depende del valor que otros nos dan, nuestro valor de sí mismos depende del valor que Jesús nos ha dado desde el principio de nuestra creación. Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo. Filipenses 2:5 (Traducción Lenguaje Actual).
¡Señor, Padre Celestial, renueva nuestra mente y llévate todo pensamiento cautivo que ha impedido que seamos lo que tú nos has mandado a ser desde que pensaste en crearnos!
Autora: Marisela Ocampo Otálvaro
Escrito para www.destellodesugloria.org