A las cosas no las vemos como son, las vemos como somos
¿Le tienes miedo al éxito? El éxito se define en términos individuales, sería alcanzar los sueños que tú quieres alcanzar. Pensamos que hay algo sagrado en los que se mueren atados al deseo de los que ya murieron o de los que le cumplen el deseo a los que están vivos, pero en realidad, sólo tenemos que atarnos a nuestro propio sueño. Nos cuesta alcanzarlos porque no nos animamos, se nos activa la ansiedad y no nos deja pensar con claridad. Los que “revisan” mucho sus pensamientos, es por ansiedad y rinden menos. No se animan a correr riesgos, tienen miedo al error a los que les van a decir.
Por ejemplo el envidioso: siente angustia porque el que lo logró le hace ver lo que él no se animó a hacer.
Si no hay riesgo no hay éxito, en el conflicto hay una bendición para ti.
Dios le había dicho a Moisés: “saca a mi pueblo de la esclavitud, yo le voy a endurecer el corazón a Faraón, para que aprendas que en medio de la peor persecución yo te voy a bendecir”. Entrar en el conflicto no es una cuestión de enviar emails, ni de pelearse por Facebook, ¡sino declarando que hay victoria en Su Nombre!
Hay gente con la que no tienes que hablar nunca más, hay gente que la tienes que borrar de tu vida para siempre. Y hay otra gente con la que te tienes que juntar, que te van a ayudar a crecer que te ayudarán a expandirte y a ensancharte. Gente que te marque no para lastimarte sino para que seas una bendición.
Hay quienes dicen: “no me lo merezco”. Por ejemplo los hijos preferidos son los que menos éxito tienen, porque la mayoría han sido más queridos que otros hijos. Tuvieron éxito porque el otro fue despojado: “a mí me va bien porque al otro le va mal”, no tienen buena estima. ¿Qué es tener una buena estima? Es saber que:
“yo sé que hago algunas cosas bien, otras más o menos y otras mal, pero aun así lo voy a intentar, voy a caminar en seguridad, lo que hago no determina quién soy yo, valgo por lo que Dios dice de mí: ÉL DICE QUE SOY SU HIJO”.
Cuando Dios le dijo a Moisés que iba a entrar con el pueblo a la tierra prometida, sólo iban a ser once jornadas de caminata, desde Horeb hasta Cades Barnea, pero porque no creyeron, caminaron cuarenta años por el desierto.
Porque ellos dijeron: “no nos lo merecemos” no entraron, tenían mentalidad de esclavos; pero a los hijos de esa generación que murió en el desierto, Dios les dio otra oportunidad y entraron a la tierra prometida.
Sus papás agarraron el oro y lo convirtieron en un becerro y lo adoraron. Ahora Dios cambia de vasija, los que van a recibir la promesa son los jóvenes. Todo lo que adores es tu ídolo; algunos dicen: “yo me fui de la iglesia porque alguien me lastimó” ese “alguien” es tu ídolo porque te sacó de enfocarte en Dios; tu mente puede ser tu ídolo. Cuando peleas con la gente estás perdiendo el tiempo. Deja de pelear con tu pasado y enfócate.
La opinión de lo que veo, siempre va depender de la opinión que tengo de Dios.
Si cambias la opinión que tienes de Dios, todo lo que veas va a cambiar, por eso Dios se revela de distintas maneras, con distintos Nombres.
“El Olam”: El Dios Eterno, si lo veo con ese nombre entonces cambiará la opinión de mi futuro. “Jehová Jireh”: el Proveedor, cambiará la opinión de las deudas. “Jehová Nissi”: mi Bandera, cambiará la opinión de mis batallas. “Mekaddesh”: El Señor que santifica, cambiarás la opinión de las críticas que te hacen. “Shalom”: El Señor es Paz, cambiarás la opinión de todas tus angustias. “shammah”: el Señor está Presente, ya nunca más te sentirás solo. “Sabaoth”: el Señor de los ejércitos, ya no tendrás miedo a arriesgarte porque él pelea tus batallas.
¿Cómo percibes tu opinión de Dios? El modo en que vemos las cosas es la fuente del modo en que pensamos y del modo en que actuamos. David lo veía “pequeñito” a Goliat, porque la opinión que él tenía de Dios era la de un Guerrero Vencedor. Por eso le dijo al gigante: “Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el Nombre de Jehová de los Ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza”.
Por Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org