Mejorarme significa mostrar mis virtudes, no decirlas
Hay que competir con uno mismo, competir con los demás es de necios, porque siempre alguien pierde. Tengo que superarme, compararme a un mes atrás y ver en qué estoy mejor (no un año atrás). Daniel estudiaba, se cuidaba físicamente, era sensato y entró en la universidad de Babilonia. Es tener una alegre competencia conmigo mismo, no castigarme porque eso no es mejorarme. En el mundo, si tú quieres sobresalir te vas mejorando y liberando todas las cosas gloriosas que Dios puso dentro de ti. Mejorarme significa mostrar mis virtudes, no decirlas sino mostrarlas. La fe se la muestra a través de las acciones y hay que sostenerlas en el tiempo. Daniel vivió hasta los 84 años y sostuvo a lo largo de su vida su mejora permanente. Daniel, Ananías, Misael y Azarías, tres años estuvieron comiendo una comida especial, porque tendrían una gran competencia, porque ellos eran judíos, y no podían comer cierta comida, porque violarían los principios de Dios. El jefe de la guardia les preparó una comida distinta, le tenía aprecio a Daniel porque veía su actitud.
Cuando guardamos las convicciones, nuestra salud tiene que mejorar, a los diez días tenían el rostro muchísimo mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey.
La gente que gana las competencias son los que se paran en las promesas de Dios. Desafían al sistema porque dicen: ¡Tu Palabra nos va a sostener!
Nabucodonosor el rey de Babilonia, vio en ellos:
sabiduría: que es la capacidad de saber con qué quedarte y con qué no quedarte (en la facultad por ejemplo tienes que discernir que te sirve y que no).
Inteligencia emocional: hay que manifestar la emoción, cuando uno quiere comunicar algo, comunica lo que siente, “estudias el libreto, pero la emoción va por otro lado”. Tengo que apasionarme yo, emocionarme yo, me tiene que impactar a mí, me liberta a mí y así puedo llegar a los otros.
Visión sobrenatural: es un don de Dios, sobre sueños y visiones para saber cómo Dios se está moviendo. Lo que marca la diferencia es la Presencia de Dios, su Unción. La quijada de Sansón mató a muchísimos filisteos, pero el poder estaba escondido en la unción de Dios, no en la quijada. Podrás tener cinco panes y dos peces, pero si está la presencia sobrenatural de Dios, el favor de Dios ya está soplando sobre tu vida.
Saber hacer foco: hay personas que hacen un diagnóstico del problema, lo leen y lo releen, vuelven a meterse en internet, lo vuelven a hablar, lo cuentan, ¡así no tienes fe! No te metas en el problema, pon el foco en el Señor no en el problema, no hables el problema di: “Tú Señor abriste el Mar Rojo, te hablo a ti al Dios Creador del cielo y de la tierra, que sanas y libertas a los que confiamos en ti”. Y así te agarra fe, si tu foco está en Él, tu fe crece y crece. No digas: “yo me gocé con los que me decían a wikipedia iremos”.
“No digas lo que dice internet, di lo que dice la Biblia ¡yo me gocé con los que decían a la casa de Dios iremos! Haz foco en Él.”
Señor tú dijiste que me iba a ir bien, “el malo es como el tamo que se va, pero el justo será como árbol plantado junto a las corrientes de las aguas, que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae”. El árbol no habla muestra: “se conoce por sus frutos”. Espera la bendición explosiva que vendrá a tu vida, alguien va a ver tu superación y te llevará al palacio. Tómate un minuto para hablar del problema y diez minutos para declarar fe.
Cuando eligieron a Daniel y a sus amigos, nadie los igualaba. Dios a Daniel le mostró todo el futuro porque se atrevió a competir consigo mismo y se superó sí mismo. Ellos eran diez veces mejores, valían por diez.
Cuando los tres amigos de Daniel fueron echados en el horno de fuego, lo calentaron siete veces más de lo normal. El justo cae siete veces, o sea el diablo no llega a más de siete “para empujarte”, pero Dios te hizo diez veces mejor, por eso tendrás un resto de tres: EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU SANTO.
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. El grano, las legumbres que comieron aquellos jóvenes, simbolizan la Palabra y la Presencia de Dios, mantente bien cerquita de ambos y tu vida será multiplicada sobrenaturalmente.
“estoy agradecido por quién Dios es en mi vida y por lo que ha hecho. No me tomaré a la ligera a las personas, las oportunidades y el favor con los que Dios me ha bendecido. Miraré lo correcto y no lo que no está bien. Le agradeceré por lo que tengo y no me quejaré de lo que no tengo. Veré cada día como un regalo de Dios. Mi corazón rebosará de alabanza y gratitud por toda su bondad”.
El que compite juega para ganar, el favor de Dios está en tu vida. “Duro es haberse caído de la cima, pero más duro es no haberse subido a ella”. El diablo puede tirarte por siete ¡pero Dios te hizo diez veces mejor! Nadie podrá igualar tu sabiduría, tu vida afectiva, tu inteligencia y tu visión. Vas a tener en tu vida más respuestas que preguntas.
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org