ENEMIGO OCULTO
En días anteriores, le escuché a un Pastor decir, que aquel que no tenía claro que estaba en medio de una guerra espiritual, vivía en derrota constantemente. Es importante conocer a nuestro enemigo, para utilizar contra él las armas correctas. La palabra nos advierte:
“Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar”.
(1 Pedro 5:8 NVI)
Los que creemos nuestros enemigos, son personas que por ausencia de Dios en sus vidas, son manipuladas por satanás, para hacernos caer, sufrir, llorar o fracasar. Nosotros no conocemos bien a nuestro enemigo, pero él, nos observa todo el tiempo, sabe cuáles son nuestras debilidades y al no estar alertas, su ataque llega con más fuerza, con el único objetivo de derribarnos, matarnos o destruirnos.
Me impresiona sobre manera, la escena de la película “La pasión de Cristo de Mel Gibson ver link https://youtu.be/N3n9yjiuMLI” en la cual satanás se deleita atentamente con la tortura de Jesús, porque es de esa manera, que él nos observa cuando tomamos la decisión de ceder a nuestros deseos pecaminosos, eliminar nuestra relación con Cristo y finalmente sufrir las consecuencias de dichas decisiones.
El enemigo, está presente en cosas tan sencillas como el alcohol, las drogas, la fornicación, el divorcio, la guerra, las peleas, las disensiones, los celos, el maltrato, es quien causa divisiones y discordia en la Iglesia y toda la maldad que a diario percibimos alrededor del mundo, nos seduce con el éxito, la vanidad, el poder y el dinero fácil.
Estamos en una constante guerra espiritual, nuestro enemigo tiene nombre, se llama satanás, diablo, Lucifer, el padre de la mentira, su principal victoria es hacernos creer que no existe. Su odio hacia ti, es real, te odia porque conoces la verdad, te odia a muerte y hará todo lo que este a su alcance por verte derrotado. Es estratégico, poderoso, ataca sin piedad y es el rey del arte de la manipulación, no se rinde ni descansa y su ejército de demonios es el encargado de asediarte con el único objetivo de hacerte caer en la desgracia.
“Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales”. (Efesios 6:11-12 NVI)
Afortunadamente para todos, Jesús ya libró la batalla por nosotros y venció en la cruz. Somos triunfadores en Cristo, si nos llenamos de la fuerza y autoridad que Él en su amor nos ha dado. El diablo existe en el mundo, porque Dios así lo permite para glorificarse y brillar con todo su esplendor una vez que en medio de nuestras luchas, confiemos y creamos en su justicia y su misericordia, porque cuando reconozcamos su obra en nosotros, nuestro compromiso con Él, será aún mayor.
Cristo está en tí y en mí, y revestirnos con su armadura poderosa nos dará la fe para seguir hacia adelante. Los problemas que hoy enfrentas, aquello que te está robando la paz, que te esclaviza a una vida de tristeza, enfermedad o preocupación, no podrá separarte del amor verdadero, ese amor que aún en medio de nuestras constantes fallas, sigue otorgándonos un voto de confianza.
Saldremos triunfantes, si usamos las armas correctas, si con nuestra mirada al cielo, doblamos nuestras rodillas con un corazón sincero y arrepentido clamando a nuestro padre su perdón, renunciando al mal, echando fuera de nuestra vida todo aquello que nos separa de Él, bendiciendo a nuestros amigos y enemigos por igual, y estudiando la verdad escrita en la Biblia.
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito:
«Por tu causa siempre nos llevan a la muerte;
¡ nos tratan como a ovejas para el matadero !»
Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 8:35-39NVI)
por Lilo de Sierra
Escrito para www.destellodesugloria.org