Tu corazón ¿persigue el corazón de Dios?
Saúl fue desechado por Dios, y Samuel se asustó, tenía miedo que Saúl lo matara. Hay gente que se va a enojar porque Dios te va a ungir, “los reyes viejos te querrán lastimar”. En Belén va a hacer un sacrificio, Isaí con los hijos; Samuel lo mira a Eliab y piensa que era ese el próximo rey, pero se equivocó porque “Dios no mira las apariencias, sino el corazón”.
Todos nos movemos por apariencias, miramos la cara si hay simetría, hay belleza. Evaluamos: “me gusta o no me gusta”. Se evalúan los gestos de la personas, confirmamos o no el preconcepto que tenemos de esa persona. El contacto personal es muy importante, eso le pasó a Samuel lo vio a Eliab bien simétrico: alto, rubio, muy llamativo. Luego pasó al segundo hijo y así por todos, pero no era ninguno. Cuando Samuel le preguntó a Isaí si tenía más hijos dijo: “está el menor” (ni lo nombró). Todo el mundo estaba enterado de que iba a haber fiesta, pero a David no lo tenían en cuenta. El profeta lo mandó a traer “no nos sentaremos a festejar hasta que él venga aquí”.
Aunque no te hayas enterado, la fiesta no va a empezar hasta que estés en el lugar que Dios te ha prometido.
En la fiesta estaban todos bañaditos, se santificaron, llega David con olor todo sucio y Dios le dice a Samuel: “es éste”. Así es cuando tú llegas, Dios te dice “tú vas a ser ungido con la voz de la conquista”. Samuel no dice nada porque si no Saúl los iba a matar. Solo lo ungió con aceite y la gente no entendía nada.
¡La gente no va a entender nada pero tú vas a ser ungido, porque Dios mira el corazón!
David se volvió a las ovejas y allí terminó de escribir el Salmo 23 que dice: “pondrás mesa delante de tus angustiadores” ¡VAS A TERMINAR LA CANCIÓN QUE HAS ESTADO ESCRIBIENDO, DELANTE DE TUS ANGUSTIADORES, PORQUE DIOS TE LLENARÁ DE ALEGRÍA!
¿Por qué lo eligió a David?
Dios se había preparado un nuevo rey, conforme a su corazón. Dios te elige por el corazón, por eso tienes que cultivar un corazón parecido al suyo. Dios Dijo: “yo encontré a alguien parecido a mí”, nuestra tarea es trabajar por dentro y así nuestro rostro se hermosea. Aunque no te hayan invitado a la fiesta terminarás siendo el ungido del señor. David tenía un corazón parecido al de Dios y eso se le reflejaba afuera.
Dios te va a dar un distintivo que te diferencie de los demás. Recibirás una capacidad creativa que te distinguirá del resto.
Un corazón parecido al de Dios, es un corazón que trata bien a los demás, honesto cuando no lo ven. David valoró la unción, pero no sabía nada del palacio que un día habitaría, porque aún era un pastor. El “sistema palacio” no quiere que entremos, Dios dice: “voy a dejar que un enemigo lo oprima al rey” y llamó a David para que le toque el arpa, era como la musicoterapia. Le cantaba los salmos que escribía, lo puso al lado y David empezó a estudiar cómo funcionaba el palacio.
Dios te va entrenando para una casa mucho mejor que la que tienes, “si te pareces a mí todo lo mío te pertenece”.
Todos nosotros tenemos un don, David sabía tocar un instrumento. Era valiente y vigoroso. Hay que ponerle ganas a las cosas que hacemos, fuerzas, pasión. Era un hombre de guerra, mataba osos y leones y también era prudente. Sabía cómo decir las cosas y cuándo decirlas. Tenía buena presencia; un corazón vacío rechaza la apariencia, pero si estás bien tú te arreglas. Cuando caminas con Dios y Dios te ve, ve la ropa que te puso, ve con qué te cubrió y dice: a esta mujer la cubrí de justicia, a esta mujer la cubrí de gloria, a este hombre lo cubrí de fuerza, a este otro hombre lo cubrí de gozo, a esta otra mujer, de alegría”.
Dios estaba con David, él tenía un corazón como el del Señor. ¿Qué significa tener un corazón como el de Dios? que él pueda decir: “se parece a mí”. Significa: “ese corazón persigue a mi corazón”. No alcanza con tener un buen corazón y ser honesto, no basta con eso; pues aún te falta persegueir el corazón de Dios.
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org